Revista Cultura y Ocio
Guionista y realizador cinematográfico, Angel Wagenstein (nacido en la ciudad búlgara de Plovdiv en 1922) ha desarrollado también una interesante labor como novelista que comenzó, sorprendentemente, a la avanzada edad de 70 años. Su primer fruto fue El Pentateuco de Isaac, que en España publica con acierto Libros del Asteroide gracias a la traducción de Liliana Tabákova, y que lleva el largo subtítulo de "Sobre la vida de Isaac Jacob Blumenfeld durante dos guerras, en tres campos de concentración y en cinco patrias".
En esta obra excepcional seguimos el relato en primera persona que nos dirige un pobre infeliz, hijo de un sastre judío, que desde los 18 años ha visto cómo su existencia, por el capricho de los políticos, los militares y los visionarios, ha estado sometida al albur de los combates, los campos de concentración, las persecuciones, los cambios de nacionalidad y la pérdida de sus seres queridos (entre ellos, su esposa e hijos). Eso no le impide contarnos su peripecia con serenidad y con altas dosis de humor (hay bastantes chistes sobre judíos en esta novela). Entre lágrimas, persecuciones, estupor, hambre, azares que le han salvado la vida y un sinfín de pormenores que dejo al libre descubrimiento de quienes lean la obra, la narración de Isaac constituye un fresco inigualable de la Europa del siglo XX. Sabe que le ha sido asignada una vida compleja ("No he sido la piedra del molino, ni el agua que la hace girar: he sido la harina", nos dice en la página 17), y que lo fácil hubiera sido acusar a Dios de sus desventuras ("Si Dios tuviera ventanas, hace tiempo que le habrían roto los cristales", página 62), pero también nos explica que lo importante es contar el dolor y luego seguir caminando, llenos de esperanza ("Hay tiempos para arrojar piedras y tiempos para recogerlas y construir con ellas", página 251).
Sin duda, una de las novelas más lúcidas, estremecedoras y completas que se pueden leer sobre la Segunda Guerra Mundial, desde el punto de vista literario y desde el punto de vista humano.