Revista España

El peor día del Palacio de Liria

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Palacio de Liria bombardeado durante la guerra Civil, Madrid En las últimas horas hay un edificio de Madrid que está acaparando más menciones y minutos de fama que los que ya de por sí acostumbra, me refiero al Palacio de Liria, esa descomunal construcción que, desde la orilla de Princesa busca esquivar las miradas más curiosas. Hoy viajamos a 1936 para revivir su jornada más trágica.

Levantado en el Siglo XVIII, mediante una curiosa técnica que os explico aquí, de él se dice que es la residencia particular más grande de todo Madrid. Argumentos, y cifras, no le faltan para ello. Sus 3.500 metros cuadrados se pierden en cerca de 200 estancias, de entre las cuales, sólo 26 están destinadas para salones. Casi nada.

Sus muros y paredes seguramente valgan más por lo que callan que por lo que dicen y eso que encierran y muestran colecciones artísticas de incalculable valor. Una vida acostumbrada al lujo y la opulencia y que estuvo cerca de truncarse para siempre un 17 de noviembre de 1936. Aquel día, en un contexto aciago como lo fue la Guerra Civil varios aviones, curiosamente franquistas, arrojaban 17 bombas incendiarias que, después de perforar el tejado del palacio , envolvieron esta inmueble de carácter neoclásico en llamas.

Por suerte algunas de las obras de arte y objetos más valiosos escuchaban las explosiones de la contienda en lugares más seguros como la cámara de seguridad del Banco de España o la Embajada Británica, puntos a los que se habían llevado, previendo un ataque como el que al final se produjo. Sí que se perdieron colecciones de libros y grabados (unos 6.000), muebles, alfombras, cortinas o tapices. Unos pasto del fuego y otros ahogados por la lluvia que sacudía la ciudad y es que, muchos objetos fueron arrojados al jardín y al exterior del edificio para salvarlos del incendio pero allí les esperaba un inmisericorde aguacero que tampoco les vino excesivamente bien.

La foto que os traigo hoy recoge el momento posterior a todo aquel desastre, una breve tregua tras la tempestad. Las heridas causadas al palacio, y a su patrimonio, son más que evidentes. Allí, un miliciano parece evaluar los daños provocados por las bombas y la lluvia en el día más funesto de la centenaria y sosegada vida del Palacio de Liria.

Palacio de Liria bombardeado

 

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