¿Comprarías un coche con una rueda pinchada? ¿Una chaqueta con un botón roto? ¿Un espejo rayado? Es evidente que NO. Entonces te hago la siguiente pregunta: ¿comprarías un libro lleno de faltas de ortografía? Por desgracia muchos autores que se autoeditan no son conscientes de la importancia de publicar sin errores ortográficos y sintácticos. Por no querer gastarnos algo de dinero en un corrector profesional condenamos nuestro libro de antemano.
Es habitual ver reseñas de lectores en Amazon quejarse de las faltas. El lector tiene la sensación de que le han estafado, de que le han vendido un producto de mala calidad, cuando se encuentra con errores de este tipo. Y entonces dejan comentarios negativos que perjudicarán de manera decisiva a nuestras ventas. El poder e influencia de los comentarios en las plataformas de autoedición es decisivo entre nuestros potenciales lectores.
Para publicar un libro con garantías es necesario que nos lo corrija otra persona, un corrector profesional. No vale eso de “ya lo corregí yo”. Es imposible que alguien no se equivoque escribiendo y es difícil que nosotros mismos nos podamos corregir. Tampoco sirve eso de “me lo corrigió un amigo que hacía pocas faltas en el instituto”, o “lo leyó mi pareja y mi madre y no encontró errores”. Se necesitan muchos conocimientos y experiencia para hacer una buena corrección. Es un trabajo que debemos delegar a un profesional para que haga brillar nuestro libro todavía más.
Muchos autores publican libros sin corregir llenos de faltas. Después de tantas horas, tiempo e ilusión dedicados a escribir vale la pena invertir un poco más y publicar un texto donde los lectores se centren en el contenido, no en errores formales que podemos evitar fácilmente contratando a un buen corrector que revise lo que hemos escrito. Este es quizás el peor error que suelen cometer los escritores autoeditados, aunque es algo que se puede remediar fácilmente.