Por Hogaradas
El pequeсo hombrecito camina decidido, con paso firme, el pecho henchido, los hombros altos, los brazos ligeramente separados del cuerpo. El pequeсo hombrecito nos deja a todos quienes lo vemos cruzar la calle con los ojos abiertos como platos, mientras que en un gesto reflejo nos agarramos la bufanda y dejamos que nuestros abrigos nos engullan todavнa mбs, si pueden.
No es la primera vez que lo he visto pasar, siempre, deduzco, a la misma hora, hacia dуnde, lo desconozco todavнa, y siempre igual, aunque quizбs en este dнa en el que las temperaturas nos hacen ir menguando a cada momento un poco mбs, me haya sorprendido mбs de lo que lo hace habitualmente.
El pequeсo hombrecito no lleva nada de abrigo encima, solamente una camisa de manga corta, de esas a travйs de las cuales incluso se intuye el color blanquecino de su piel; adornбndola, una corbata; un pequeсo pantalуn que parece tambiйn de un gйnero no demasiado apropiado para los rigores del invierno ajustado con un cinturуn que rodea su incipiente barriguita completan el vestuario, junto con unos zapatos de tamaсo tambiйn acorde con el resto; y asн de esta guisa, se lanza al frнo siberiano sin que nada en йl nos pueda hacer intuir que estб percibiendo sus efectos.
Pienso en que quizбs sean las elevadas temperaturas de su lugar de trabajo las que lo animan a tomarse un respiro y que esa bocanada de aire llegue no solamente a sus pulmones, sino a todos y cada uno de los poros de su piel, pero lo que me parece, sobre todo, es que quizбs sea uno de esos actos de valentнa con los que compensar una estatura demasiado pequeсa, teniendo en cuenta los fornidos hombretones con los que se cruza, y que van tapados hasta los mismнsimos ojos.
Mi tнa Fina, mujer de baja estatura, siempre decнa aquellos de “no crecн, pero nacн”, orgullosa como estaba de su metro y medio que llevaba con la misma dignidad que si fuera una modelo de pasarela, y de haber conseguido llevar a su lado a un hombre alto y apuesto, segura de que muchas otras, no por tener mбs centнmetros, lo habrнan podido lograr.
La diferencia fundamental entre mi tнa Fina y el pequeсo hombrecito es que ella caminaba en compaснa de su dignidad y orgullosa de su estatura sin ninguna necesidad de que nadie contemplara su porte, llamando la atenciуn con una u otra indumentaria
El pequeсo hombrecito tambiйn me consta que camina seguro y orgulloso de sн mismo, erguido como va como si se hubiera tragado un tenedor, pero me pregunto si se creerб objeto de algunas miradas, precisamente por su tamaсo y serб por eso por lo que responde a йstas con esa valentнa de quien se baсa en la playa de La Concha en pleno mes de enero.
Si su objetivo es ser observado, puede darse por satisfecho, porque tanto mis compaсeros de marquesina como yo, seguimos sus pasos desde que apareciу en escena, hasta que doblу aquella esquina que lo condujo no sй hacia dуnde, justo cuando el siguiente figurante le robу el protagonismo.