Revista Cultura y Ocio
Cuando al fin el alma se libera de oscuros rencores, toda la mansa bóveda celeste refleja su más pura luz en mi humilde y bajo lago de sal y llanto.....Y la tersa paz hizo su nido en mi seno que olvida pasadas tormentas para no alimentar futuros truenos......Y mientras, tu tomas fuerzas para hilar un nuevo envite yo desgrano luces divinas en la mansa superficie serena....Y elevo mis ojos bañados en lágrimas, plenos de reflejos turquesa... y elevo mi alma sin recuerdo de pena ni de huella quebrada a la luz impoluta de la simple y blanca belleza. No sufro tus cuitas, no amontono tristezas, colecciono caricias que amansan negras lluvias de iras que queman, de las que derraman tus hondas nubes de agonía y limitaciones sin tregua.Y es el reino del perdón de quien renuncia a su dolor, del que renuncia a su sagrado derecho de justicia severa, de ese que no necesita reparar daños irreparables con futuras condenas. Y es ese Reino de aire y alas de ese que conoce la ofensa, del que no la olvida, del que no hurga en las heridas abiertas.Porque el perdón no borra las penas pasadas, aniquila las futuras ofensas.