Si eres agnóstico o ateo tendrás tu propia visión del perdón. Considerarás, quizás, que tiene algo que ver con la manera en que gestionamos las normas de nuestra sociedad. Hoy en día son muchos los que consideran que perdonar impide, o al menos dificulta, que se imparta justicia. Otros pensarán aquello de “perdono pero no olvido”… Y también los hay quienes opinan “ojo por ojo, diente por diente”. Gandhi dijo una vez “Ojo por ojo… y acabaremos todos ciegos!”.
El sentido que yo otorgo al perdón es independiente de esta “justicia” humana que nos permite, en el mejor de los casos, mantener cierto orden social. Para mi está bien que exista la justicia, los jueces, los abogados, las normas sociales mínimas de convivencia y asumir de manera razonable y equilibrada la responsabilidad -y las consecuencias - de nuestros actos. Sea como fuera, mi deseo de hoy es hablaros del perdón desde un punto de vista espiritual, personal, humano… El punto de vista de Sendas.¿Qué supone para nosotros el perdón? El perdón expresa en cierto modo la decisión interna de no seguir cargando con el odio, porque nos hemos dado cuenta de que nos envenena.He aquí los “noes” del perdón:
- No es un favor que le hacemos al otro -el que nos ha ofendido-, sino un favor que nos hacemos a nosotros mismos.
- No supone olvidar. ¡Sólo olvida quien sufre de amnesia!
- No significa renunciar a la justicia -como he explicado antes- ni a la restitución de la ofensa en el caso que sea.
Unos exprisioneros de la guerra del Vietnam se encuentran. Uno le pregunta al otro:- ¿Has perdonado ya a tus carceleros?-¡No, nunca lo haré!-le respondió el otro-¡Pero eso significa que todavía te vienen prisionero! No te parece?