Revista Opinión

El Perdón te hace libre

Publicado el 15 septiembre 2019 por Carlosgu82

Qué es el perdón?

El perdón es un tema recurrente en la Biblia y en él está la base de nuestra relación con Dios. Todos los hijos de Dios lo hemos experimentado y nuestros corazones están llenos de gratitud por eso.

Para perdonar, es preciso comprometerse, por el propio interés, con el sentimiento de querer lo mejor para la persona que nos hizo daño, aunque sea solamente que recapacite y no vuelva a hacer lastimar a nadie o deseando que le vaya bien en la vida, etc.

Si el proceso de perdón se hace adecuadamente, se modificarán en consecuencia, los sentimientos hacia el ofensor.

Sin embargo, aun luego de sentir el poder del perdón en nosotros, debemos admitir que no es fácil perdonar. Muchas veces, antes de perdonar necesitamos pasar por un proceso doloroso y largo. Dios no nos deja solos, él nos acompaña y nos ayuda. En él tenemos el ejemplo perfecto de amor y perdón. Pablo, en su carta a los Efesios, nos exhorta…

 
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense
mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
— Efesios 4:32
 

El perdón no es un acto único que se hace en un momento dado, es un proceso continuo que se puede ir profundizando y completando a lo largo del tiempo.

Entendemos que Dios desea que vivamos en amor, que perdonemos a los que nos ofenden. Sin embargo, hay situaciones en las que nos parece imposible perdonar.

Perdonar no es aceptar o excusar el mal que te ha hecho otra persona. ¡De ninguna manera! Perdonamos para ser libres del rencor. Decidimos seguir adelante sin permitir que otra persona tenga poder sobre nuestras acciones o emociones.

El perdón no incluye obligatoriamente la reconciliación. Perdonar o pedir perdón son opciones personales que no necesitan de la colaboración de la otra persona. Sin embargo, la reconciliación es un proceso de dos. Por ejemplo, el perdón no supondrá nunca restaurar la relación con alguien que con mucha probabilidad pueda volver a hacer daño.

El perdón no implica olvidar lo que ha pasado. El olvido es un proceso involuntario que se irá dando, o no, en el tiempo. Solamente implica el cambio de conductas destructivas a positivas hacia el ofensor.

La pregunta es la siguiente: si perdonar y pedir perdón es tan importante y necesario, ¿por qué nos cuesta tanto?

Es natural que nos cueste perdonar y pedir perdón. En el primer caso, porque en todo corazón humano hay escrito un deseo de justicia (que consiste en dar a cada uno lo suyo) y si nos hacen algo que creemos no merecer, lo natural es que surjan la ira, la rabia y la antipatía, que son reacciones inconscientes. En el segundo, porque reconocer que obramos mal y que nos equivocamos exige grandes dosis de humildad”.

Cuando perdonamos entregamos a Dios todo nuestro dolor, seguros de que él se encargará de hacer justicia en su momento. Le permitimos a Dios que nos transforme, que nos llene de su Espíritu Santo y seguimos adelante confiando en su bondad.

 
Nunca digas: «¡Me vengaré de ese daño!» Confía en el Señor, y él actuará por ti.
— Proverbios 20:22
 

Cuando perdonamos en lugar de buscar venganza mostramos que el Espíritu de Dios mora en nosotros y que con su poder y su amor vencemos al odio y al rencor.

El perdón es la decisión libre de renunciar al rencor, al odio y a la venganza, y cambiarlos, en un proceso que puede ser largo, por una postura de aceptación, compasión, benevolencia generosa e, incluso, amor. Además, perdonar y pedir perdón tiene efectos positivos en tu salud mental, física y espiritual, tanto en el presente como en el futuro. Y aunque existen ofensas que, humanamente, son imposibles de perdonar, la gracia de Dios te capacita para hacerlo.

 
El Perdón te hace libre
 


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