Basada en un corto del mismo autor. Después de atracar un banco, la cara de John Taylor aparece en los noticiarios locales, así que debe esconderse durante algún tiempo. En un barrio acomodado de Los Ángeles tiene la oportunidad de hacerse pasar por el amigo de una amiga de Warnick Wilson, el perfecto anfitrión. Cuando las horas transcurren y el vino fluye sin parar, Wilson descubrirá que las apariencias engañan.
Nick Tomnay, debutaba en el cine (Y así, hasta ahora) con este cinta independiente, El perfecto anfitrión (The perfect host, 2010) basándose en su propio corto. El director, con una presentación y nudo muy atrayente a la par que tramposo, nos intenta desconcertar mediante giros argumentales y con un guión ingenioso y sórdido. Aunque en ocasiones resulta inverosímil, la historia resulta una curiosa mezcla de thriller psicológico y comedia negra, que consigue su propósito: Entretiene y sorprende. El director consigue dar a la película una atmósfera teatral, ya que la mayor parte ocurre en un único espacio, y dónde los diálogos son los protagonistas.
Lo más destacable de la película es la maravillosa interpretación de David Hyde Pierce, lo cual es toda una grata sorpresa verlo en un papel totalmente antagónico al de Niles Crane en la serie Frasier.
El perfecto anfitrión se sustenta gracias a su originalidad y sencillez, pero tiene un ritmo irregular, lo cual lastra el conjunto. Quizás ese es su punto débil, algunos de los giros guión son difíciles de sostener, pero es una película entretenida y realmente curiosa.
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