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En el competitivo mundo laboral de hoy, las empresas deben asegurarse de que el nuevo personal que contraten sea el más idóneo.
Para hacerlo los requisitos de ingreso que ponen han ido en aumento, y uno de ellos es el famoso examen psicológico, o, como también se le llama, el "perfil psicológico" del postulante a un empleo.
El perfil psicológico puede definirse como el conjunto de características y rasgos que deben tener los nuevos empleados que se contraten para desempeñar bien un cargo. Este perfil psicológico se construye tomando en consideración varios factores, comenzando en primer lugar por la descripción de cargo. Cada empresa define las características que deben tener las personas para ocupan cierto cargo.Y estas características no solamente son técnicas, como el nivel de estudios o la especialización, sino también más sutiles, como el tipo de personalidad y el carácter, el nivel intelectual, etcétera.
Además, las empresas tienen también su propia "personalidad", su propia cultura, sus políticas y valores, y por tanto se debe cuidar que los nuevos ingresos se ajusten -o puedan ajustarse- a estos aspectos.
De modo que si la empresa necesita llenar un cargo, este cargo tiene características bien definidas, y para asegurarse de que la persona cumpla con esas características, se la debe evaluar. Y es aquí donde entra en escena el examen psicológico. Al postulante se le envía a un psicólogo especializado, pues éste es el profesional que por sus estudios tiene las competencias para examinar a una persona y llegar a conocer con certeza sus rasgos más relevantes.
Una vez que el psicólogo ha evaluado al postulante a un empleo, emite también un informe, que normalmente considera la parte intelectual, el aprendizaje, los factores de personalidad y emocionales y dentro de estos aspectos algunos otros más sutiles que requiere el cargo.
Este es el momento clave, pues ahora se compara el perfil psicológico del postulante con el perfil que quiere la empresa. Si hay concordancia, al candidato se le considera apto para el cargo. Si no hay concordancia, pues su perfil es diferente al que definió la organización, a la persona se le considera "no apta”. Por cierto, hay términos medios, es decir gente que se ajusta a veces a medias al perfil que solicita la empresa.
Por lo tanto "salir mal" en el examen psicológico no es sinónimo de "estar mal", como a veces se malinterpreta. Es simplemente que la persona no tiene el perfil ideal para desempeñar ese cargo en particular y en esa empresa específicamente. Pero su perfil puede ser muy apto para otra empresa.
Desde luego, el perfil psicológico mide las características que no aparecen en el curriculum. Si, por ejemplo, se necesita una secretaria para la gerencia de una compañía estratégica, lo primero que pediríamos es que sea reservada. La postulante podría ser técnicamente muy competente, pero si es una dama excesivamente extravertida, su perfil no concuerda con el cargo. O tratemos de imaginar un vigilante que debe cuidar un polvorín y que sea un sujeto muy nervioso, que fume todo el día, y que se le olviden las cosas.
Hoy en día, desde la NASA hasta pequeñas empresas utilizan el perfil psicológico. Esto, además de contribuir a contratar a la gente más idónea, hace también más transparente, objetivo y con menos discriminación el proceso, lo cual es justamente otro de los aspectos que han contribuido al éxito del "perfil psicológico", en EEUU primero, y en los demás países luego.
Escrito Por Horst Bussenius. PRAXIS CONSULTORES LTDA