Yo no sé ustedes, pero a mí últimamente los periódicos me dan bastante pena. Más que los periódicos, sus lectores. Parece que la mayoría de los medios de comunicación se han vendido al mejor postor y han preferido hacer caja antes que informar a los ciudadanos de los programas y propuestas que hacen los diferentes partidos políticos de cara a las elecciones del próximo domingo.
No me extraña que ya sólo los nostálgicos y los bares sean los que se gasten un euro en adquirir un ejemplar, el resto de la población preferimos ahorrarnos el tiempo y el dinero. No hay nada que leer en los periódicos, nada de nada, salvo una o dos páginas, todo lo demás es pura propaganda y relleno. No crean que estoy en contra de la publicidad, claro que no, lo que digo es que ésta debería ir bien separada y diferenciada de la información.
Ahora todo está en el mismo rebumbio y eso me enoja, porque denigra nuestra profesión y trata de engañar a los lectores. Esto me entristece profundamente, porque es un reflejo más de la decadencia en la que ha entrado una profesión que antaño tenía el prestigio y la admiración de los ciudadanos, que representaba una forma de vivir comprometida, valiente y decidida a hacer de éste un mundo mejor. Ahora, pretenden que seamos loros y repitamos lo que quieren decir políticos y empresas, sin cuestionar absolutamente nada. Parece que éste es el nuevo periodismo y yo creo que me bajo.