Estoy asistiendo a un curso de narrativas y diseño de producción transmedia y me he llevado una grata sorpresa.
Es verdad que los periodistas tenemos que ponernos al día en estos temas si queremos seguir siendo protagonistas en el mundo de la información. Porque indisolublemente asociado a estos contenidos nuevamente está la cuestión de quién puede ejercer el periodismo, en definitiva quién puede ser periodista.
Partimos de que hoy en día somos víctimas de la llamada sobreabundancia de información que circula por diferentes canales de información.
Un contenido transmedia no es más que un contenido con extensiones. Esto es cada vez es más claro y utilizado en el campo audiovisual, publicitario, en el campo del videojuego.
En el campo del periodismo se va introduciendo poco a poco aunque más que transmedia en el periodismo se da el crossmedia, es decir, la aparición del mismo contenido en otros soportes, la mayoría de ellos aún sin posibilidad de transformación por parte del usuario.
Pero lo que no cambian las nuevas tecnologías y he escuchado con gran satisfacción en este curso es que los emisores, en nuestro caso los periodistas, somos generadores de emociones. Y esto se consigue conociendo al usuario y contando buenas historias.
No es nada nuevo pero si significativo que en un nuevo panorama donde ha cambiado y condicionado tanto las nuevas tecnologías, el fundamento de nuestra profesión no varía.
El periodista antes tenía una historia y la llevaba a una plataforma (periódico, radio o televisión). Ahora el periodista tiene una historia que debe converger en varias plataformas que a su vez son una extensión de otros contenidos. Antes veíamos un partido de fútbol y leíamos la crónica en un periódico deportivo y ahora además tenemos un videojuego o una liga de fútbol on line.
Al final, antes y ahora un periodista es una persona que cuenta una buena historia y produce suficiente interés para que el receptor vibre.
Y esto es una buenísima noticia porque lo más importante no ha variado. El periodista es un servidor de la sociedad que debe informar con profundidad para generar emociones a través de sus historias.
Por eso el periodista no puede ser cualquiera. No todos saben generar emociones a través de una buena historia. Estamos de enhorabuena.