IV. SIMBOLOGÍA ZOOMÓRFICA.
(IV.2). EL PERRO.
El perro o can (de ahí, la denominación de canecillo) simboliza al compañero constructor, porque sigue la voz de su amo (el maestro). Si se representa con una piedra en la boca, es la que le ha hecho recoger el maestro para trabajar y construir así la Jerusalén celestial (CATEDRAL, SANTO DOMINGO DE LA CALZADA, La Rioja). También, siguiendo las orientaciones de la Carta de san Pablo a los Filipenses (3.2) cuando se representa en los capiteles, puede significar el Demonio. El Codex Calixtino dice: “el perro suele ladrar al hombre y el lobo acostumbra a devorar ovejas. Por el perro y el lobo se designa al diablo tentador del género humano. El demonio ladra al hombre cuando provoca su mente a pecar con el ladrido de sus sugestiones. Muerde como el lobo, cuando impulsa sus miembros hacia el pecado y por la costumbre de vivir en la culpa devora su alma entre sus hambrientas fauces” (Liber, pág. 205)
También es el emblema de la fidelidad. A veces se emplea como símbolo de guardián y guía del rebaño, por lo que es alegoría del sacerdote (exterior de ventana del ábside de SANTA MARÍA DE SIONES, BURGOS).
A veces, como en Loarre, aparece esculpido en el sillar de la entrada a las criptas. En tales casos, su simbología va unida a Anubis, portero del Amenti en Egipto. La cripta, como palacio interior del templo, es el lugar donde residen los inmortales. La mayor parte de las veces, se las dedica a Santa Quiteria, quien tiene connotaciones con la diosa griega Hécate (KI-TE-RIA/ E-KA-TE), la cual era representada con tres cabezas, una de las cuales era la de perro y era considerada la diosa de los cementerios. En Egipto se le llamaba LA PERRA, e incluso a veces, incluso a Santa Quiteria como a Hécate, se la llegó a representar con la imagen de un perro/a. Era, pues, la diosa de los portales del submundo. En estos casos, su actitud huye de ser defensiva (actitud en guardia con patas rígidas y orejas y patas enhiestas) para pasar a estar representado en actitud de querer penetrar en la cripta.
Ejemplo de lealtad y vigilancia, al perro se le considera protector de las casas y sus habitantes. Perro pastor, se dice, que guarda su rebaño y lo protege del lobo, al igual que el sacerdote guarda y protege a sus feligreses del diablo.
Símbolo de fidelidad, como el perro de Tobías, o el perro de San Roque que llevaba el pan al santo y le lamía las heridas. También como emblema de la fidelidad en el matrimonio, el perro aparece en muchas representaciones en los pies o en el regazo de la mujer casada.
En las representaciones de Santo Domingo de Guzmán se muestra, a menudo, acompañando al santo un perro con una antorcha encendida en la boca. Según la leyenda, su madre, cuando estaba embarazada de él, tuvo un sueño en el que soñó que un perrito salía de su vientre con una antorcha encendida en la boca. La mujer viajó en peregrinación para ver a Santo Domingo de Silos y pedirle que le explicase el sueño. El significado era que su hijo encendería el fuego de Cristo en el mundo a través de la peregrinación, y en agradecimiento la mujer llamó a su hijo Domingo. A veces se han utilizado perros blancos y negros –colores del hábito dominico- como símbolo de esta Orden: Domini canes (perros del Señor).
Siguiendo en este apartado de arte e historia, Bianciotto nos presenta la obra Bestiaires du Moyen Âge. Pierre de Beauvais, Guillaume le Clerc, Richard de Fournival, Brunetto Latini, Jean Corbechon, sobre los bestiarios de la Edad Media. En ella se habla del perro y su simbología:
Existen varias especies de perros: unos sirven para capturar la caza mayor; otros los pájaros; otros guardan las casas, y esto es porque aman a sus amos.
Hubo un tiempo en que un hombre poderoso fue capturado por sus enemigos y sus perros le acompañaban, éste es el amor del que es capaz un perro.
Con su lengua, el perro cura sus heridas lamiéndolas. El perro que se cura la herida con su lengua, son los sacerdotes que “lamen” nuestras heridas, es decir, nuestros pecados, con su lengua, es decir, con sus amonestaciones en la confesión.
Es de una naturaleza que se come lo que ha vomitado. El perro que vuelve a comerse su vómito, significa los que reinciden en los pecados anteriormente confesados.
Si atraviesa un curso de agua teniendo en su boca pan o carne, y ve su imagen en el agua, se imagina que hay ahí otro trozo, abre la boca para cogerlo y pierde el que tenía. El perro que deja caer en el agua lo que tenía en su boca por codicia de la sombra que ve, representa los ignorantes y los hombres desprovistos de razón que, por codicia de las cosas que no conocen, abandonan lo que les pertenece propiamente, de tal suerte que ellos no consiguen obtener lo que codician, y pierden enteramente lo que abandonan.
El hecho de que un perro con un vientre herido se cure el mal interno, significa que la palabra de Dios juzga los pensamientos secretos en el corazón del hombre. Si el perro come poco, significa que el hombre debe evitar el abuso de alimento y de bebida. No hay ningún acceso que permita al diablo acosar al cristiano tan fácilmente como la glotonería de la boca.
Existe también literatura en torno al simbolismo negativo del perro. Se dice que puede ser símbolo de avaricia, gula o lujuria.
Eusebio de Cesarea (ss. III-IV) en su Historia Eclesiástica compara al perro con el diablo basándose en el Cancerbero. Aunque la Edad Media recuperó el simbolismo del perro como amigo fiel del hombre, hay textos medievales donde aparece como símbolo de algunos vicios y pecados, como la envidia, y en el Libro de los Enxiemplos (s. XIV) lo muestra como la personificación de los hipócritas, lisonjeros e ingratos. Asimismo, en diversas fuentes aparece la idea de que el diablo, para entrar en contacto más fácilmente con el hombre, toma a veces la apariencia del perro, su leal e inseparable compañero.
Sección para "Curiosón" del grupo "Salud y Románico".