San Teodoro ante Juliano.
Cuando San Constantino (21 de mayo) dio libertad al cristianismo, en su primer viaje a Siria, mandó construir una basílica bellísima, que además de dar culto a Dios, sirviera como ejemplo de su propio poderío. La dotó de numerosas tierras y riquezas, para poder sostener a los presbíteros que se encargaban del culto constante. Al frente de la administración Constantino colocó a un piadoso presbítero llamado Teodoro, que cuidaba de los bienes con sabiduría y honestidad.Pero en 361 subió al trono el emperador Juliano el Apóstata que, como su sobrenombre lo indica, renegó del cristianismo para volver a imponer el paganismo en el Imperio. Numerosos mártires padecieron su fidelidad a Cristo bajo su mandato. Uno de ellos fue nuestro Teodoro. Juliano mandó demoler la basílica de Constantino, apropiándose de las riquezas y forzando a los clérigos a sacrificar a los dioses. Solo Teodoro se negó a ello y, además, clamó en voz alta que el emperador "ha regresado a su vieja idolatría como regresa un perro a su propio vómito". Entonces fue apresado, torturado y decapitado en el año 362.
A 23 de octubre además se celebra a
San Juan de Capistrano, presbítero franciscano.
San Guillermo de Malavalle, el Grande.