El título El peso de las sombras hace honor al ambiente y a todo lo que se gesta en la narración: negrura, luto, soledad, dependencia, sombras, muerte, incesto, tristeza, abandono, fantasmas, polvo, moho, incertidumbre, irresponsabilidad, cosificación de la mujer, maltrato, frivolidad, envidia, odio, guerra, enfermedad… Vamos, la alegría de la huerta.
No disfruté nada de la lectura porque me generó mucha angustia, incluso, ansiedad. Aunque, por otra parte, imagino que es lo que la autora, Ángeles Caso, buscaba con ese peso tan bien creado de la sombra.
Sinceramente, es una lectura que no recomiendo. Se muestra a la mujer como un ser frágil, sin personalidad, totalmente dependiente del hombre. Y, al hombre, como a un donjuán que puede permitirse cualquier placer en la vida sin que tenga que acatar con ninguna consecuencia de sus acciones. Además, no conecté con ningún personaje ni con ninguna de las situaciones creadas. Y el manejo del tiempo narrativo no creo que esté logrado, se dan unos saltos que no encajan más que con bastante trabajo del lector, o directamente no encajan.
Finalmente, el último capítulo sobra. De hecho, me atrevo a decir a que hay bastante “paja” en los últimos capítulos.