El peso del corazón

El peso del corazón, Rosa Montero

Al final va a resultar que me estoy convirtiendo en una romántica, pues reservé la lectura de la última novela de Rosa Montero para que coincidiera con el segundo aniversario del blog.

-Para los que no lo sepan, la andadura de Érase una vez comenzó con la reseña de La ridícula idea de no volver a verte y, por tanto, es como si Rosa Montero fuera la madrina del blog (¡Qué más quisiera yo!)-.

Decía que me estoy transformando en una sentimental porque yo presumo de ser más como Bruna Husky, la protagonista de El peso del corazón: dura por fuera y en continua lucha interior. Claro que todos nos sentimos identificados en alguna ocasión con el personaje de una novela, al igual que encontramos similitudes con las características de nuestro signo del zodíaco; es inevitable. Y ocurre en mayor medida si tiene el magnetismo de esta androide, una pobre alma torturada y contradictoria, más humana en realidad que otras artificiosas heroínas de novela.

Esta segunda parte de las andaduras de la rep Husky -que comenzaron con Lágrimas en la lluvia-, me ha gustado más que la primera. Rosa Montero hace alarde de nuevo de una imaginación desbordante, creando ese mundo del futuro un tanto decadente y bastante deshumanizado. La detective tendrá que enfrentase en esta ocasión a una trama de tráfico de material radioactivo. Nuevos personajes (la salvaje niña rusa, un terapéutico sobón, una letal viuda negra, y alguna que otra sorpresa inesperada) conviven con los viejos amigos de la tecnohumana: Yiannis, el archivero un tanto loco; Lizard, el gran policía; y el entrañable Bartolo, la destructiva mascota alienígena.

Pero a mí lo que verdaderamente me encanta de Rosa Montero es la curiosidad con la que todavía se asoma a la vida, su capacidad para seguir sorprendiéndose y aprendiendo. Ese entusiasmo traspasa las páginas y me alcanza y, en cierta forma, me contagia (lo que no es nada nada fácil). Eso es mágico, y va más allá del argumento de sus novelas. Por eso me gustan incluso más las explicaciones finales, donde se aprecia de nuevo el espíritu de la Ridícula idea…

Espero seguir celebrando aniversarios en esta página y disfrutar, en cada uno de ellos, de una nueva dosis de Rosa Montero.

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