Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables, reflexiona en este artículo de opinión sobre los últimos acontecimientos fotovoltaicos. El “atropello” contra los pequeños inversores a los que se dificulta seguir adelante con sus instalaciones fotovoltaicas, las palabras como las de José Luis Rodríguez Zapatero en las que hablaba de burbuja fotovoltaica e inmobiliaria como dos fenómenos equiparables, o el olvido gubernamental de hablar de los riesgos del petróleo y del gas. Son acontecimientos que le llevan a exclamar: “El petróleo ¡estúpidos!, no la fotovoltaica”.
Cuando la semana pasada se votaba la Ley de Economía Sostenible en el Senado en la que un buen número de parlamentarios que son conscientes del atropello – que con su voto- se estaba cometiendo contra miles de pequeños propietarios de instalaciones fotovoltaicas. Se escuchó al Presidente del Gobierno comparar la burbuja fotovoltaica con la burbuja inmobiliaria cse concluye que ésta es la culminación de una estrategia bien elaborada para construir una realidad ficticia sobre la auténtica verdad de la cuestión energética de España.
Para empezar, la burbuja inmobiliaria surge de una liberalización total del suelo fomentada con bajos tipos de interés y una codicia del sistema financiero, también liberalizado, implicando a toda la economía española en un monocultivo productivo con las nefastas consecuencias que ahora estamos pagando. Por el contrario, el sector renovable ha estado y sigue intervenido al 100%, de forma que todo lo que se ha hecho en fotovoltaica, se ha hecho cumpliendo la normativa aprobada y publicada en el BOE. Esa es la seguridad jurídica que ha convencido a miles de pequeños inversores para instalar fotovoltaica en la creencia de que, con la garantía del BOE, la seguridad se amparaba en la apuesta por el cambio de modelo energético hacia “más renovables y menos nuclear” como anunció en su primer debate de investidura en 2004 el Presidente del Gobierno, este Presidente del Gobierno.
Pero la crisis de 2008 nació mucho antes con la subida de precios del petróleo que, desde 2004 a 2008, pasó de 20 a 147 dólares por barril. Esa es la causa de la subida de tipos de interés y la ruina de las hipotecas basura. Cuando se inicia el año 2011, asistimos a una nueva escalada del petróleo con el agravante de una crisis revolucionaria en todo el norte de África y Oriente Medio de consecuencias imprevisibles para nuestra seguridad de suministro. Véase el post reciente: El alza del petróleo en 2010 costó a España 6.000 millones de euros
Llegados a este punto, lo más sensato sería aprovechar la oportunidad de impulsar otro modelo energético más seguro y sostenible y lo más razonable sería apostar por una menor dependencia de las fuentes energéticas que importamos de fuera y fomentar la producción con las renovables, que son autóctonas, desarrollando una nueva especialización productiva.
Frente a la realidad energética que atraviesa el mundo parece que el Gobierno se hubiera inventado otra realidad que nadie hasta ahora nos había contado: no se habla de los riesgos del petróleo y del gas y sólo de la fotovoltaica, como si ésta fuera la culpable de la subida del crudo.
El único delito de la fotovoltaica ha sido ser la tecnología de generación más accesible a rentas medias y, por lo tanto, incontrolable por los grandes grupos energéticos.
Javier García Breva
Presidente de la Fundación Renovables
Vea el artículo completo aquí. Fuente: Energías Renovables
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