Tengo que reconocer que lo elegí porque era un cuento tradicional chino, adaptado por Nathalie Pons con ilustraciones de Antonia Santolaya, y tanto la cultura china como la japonesa siempre han sido de mis preferidas para descubrir y disfrutar.
Es un cuento en tapa blanca, con un tamaño perfecto para los más pequeños y que además no pesa nada. Las ilustraciones son coloridas y sencillas pero me parece que son perfectas para la historia. Está indicado a partir de 3 años y como podéis leer en las fotos la letra es tipo escolar, con palabras destacadas en negrita para trabajar el concepto principal de esa hoja. Este es uno de los aspectos que más me ha gustado porque aunque no soy muy partidaria de enseñar a los niños a leer esta letra, es la más usada en las escuelas y la primera que aprenden tras la mayúscula.
La historia es preciosa, sobre un niño pobre al que le encanta dibujar pero que no tiene dinero para pagarse las clases de pintura y que sobrevive vendiendo leña. Un día aparece un anciano y le regala un pincel que convierte todos los dibujos en realidad. Aunque la historia tiene un final feliz no me ha gustado el comienzo (niño pobre sin padres) creo que depende de la edad del niño puede omitirse puesto que no es relevante para entender la historia.
Es un cuento sobre la generosidad y la bondad pero también sobre cómo el dinero no nos hace felices, sino que son las pequeñas cosas las que nos sacan una sonrisa.
El cuento va acompañado de unas pequeñas marionetas recortables para contar la historia y de un CD que contiene el cuento escrito por varios narradores. Además al final de la lectura hay una miniguía para padres y educadores. También nos indican que en la web www.oxfordinfantil.es encontraremos una serie de vídeos de narradores orales profesionales para ver con los niños.
Estoy segura de que mi hermano de 3 años va a disfrutar un montón con este cuento, sin duda os lo recomiendo.
¡Buen comienzo de semana!
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