“El pintor de almas” es el último libro de Ildefonso Falcones, un autor que ya me embaucó con su célebre novela “La catedral del mar” y al que le sigo la pista desde entonces. Con este libro que ya lleva publicado unos meses, el escritor vuelve a la ciudad de Barcelona para contextualizar su nueva historia, esta vez enmarcada en las primeras décadas del pasado siglo XX, una época que (no se nos olvide) fue muy convulsa socialmente y llena de cambios. Interesante, ¿no?
Para retratar estos inicios del siglo XX en la ciudad condal, Falcones escoge como figura protagonista a Dalmau Sala, un joven ceramista y retratista, hijo de un anarquista ajusticiado que trabaja en la fábrica de cerámicas de un adinerado burgués. Barcelona está viviendo una agitación social sin precedentes, marcada por la lucha obrera reivindicativa de los derechos del trabajador y los ideales anarquistas que buscan ensalzar al pueblo contra el poder de la burguesía y la Iglesia. Cuando la hermana de Dalmau recibe un disparo mortal en una revuelta y tras romper con Emma, su novia de toda la vida, el joven artista entra en una espiral de decadencia personal y profesional, muchas veces marcada por las injusticias, desprecios y burlas de las clases altas en las que intenta introducir su obra. Alcohol, drogas y pobreza, acompañarán en su camino al pintor, quien sin embargo, rozará un algunas ocasiones el éxito o el reconocimiento social.
Paralelamente, conocemos la vida de Emma, una joven que debe pasar también penalidades, viéndose continuamente acechada por la necesidad y, además, sufriendo el acoso y el abuso de muchos hombres que se aprovechan de la impunidad propia de su sexo. Emma no sólo luchará por los derechos laborales y la separación de Estado e Iglesia, también pondrá voz a las mujeres con la reivindicación de una sociedad en la que hombres y mujeres valgan lo mismo. El destino de ambos protagonistas se entrelaza continuamente y, a lo largo de los años, podremos asistir a los múltiples cambios y la evolución de cada uno de ellos.
En “El pintor de almas” se muestran los albores del modernismo arquitectónico que empieza a alumbrar la ciudad de Barcelona, abierta a las corrientes procedentes de Europa, con nuevos y atrevidos estilos. Personalidades como Antonio Gaudí, Doménech i Montaner y Ramón Casas desfilan por las páginas de esta novela como contemporáneos de los personajes ficticios, cruzándose de un modo u otro con Dalmau. Asimismo, la esencia de “El pintor de almas” es poner de manifiesto el contraste entre la Burguesía y el Clero y la clase obrera, sometida esta última a todo tipo de injusticias y destinada a la miseria. El autor, además, pone en tela de juicio la moralidad de unas clases sociales o personas que promulgan el catolicismo más conservador, para luego dar rienda suelta a su maldad explotando a obreros, humillando a los más desfavorecidos e incluso violando a niñas. Por otra parte, personajes como Lerroux también se muestran con su radicalismo, con posturas exaltadas y una tendencia a enardecer al pueblo contra el poder incitando a la violencia desmedida.
Todo un retrato de la sociedad catalana de principios del siglo XX al que no le falta casi de nada y que disfrutarás enormemente si te gusta la novela histórica contada a través de personajes ficticios. Tampoco te pierdas, si no los has leído ya, otros libros como “La catedral del mar”, “La mano de Fátima”, “La reina descalza” o “Los herederos de la tierra”. Por desgracia, el autor fue diagnosticado de un cáncer, precisamente mientras trabajaba en “El pintor de almas” (como él mismo explica en el prólogo) y desde Viviendo mil vidas le deseo mucha fuerza en esta difícil lucha. ¡Esperamos tus próximos libros, Ildefonso!
ó