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El pintor de piedras

Por Isladesanborondon

El pintor de piedras
Me levanté muy temprano y decidí acercarme al mar por el paseo que conduce al auditorio de Santa Cruz de Tenerife que tiene forma de casco medieval.  Allí, entre las enormes piedras de cantera y bloques de hormigón que evitan que el Atlántico reconquiste el territorio que le pertenece, descubrí a un hombre muy delgado, con una gorrilla blanca para protegerse del sol africano que ya se hacía sentir con fuerza.
El pintor de piedras
 Sobre una de aquellas piedras lisas, rodeado de botes de pintura acrílica, el hombre se concentraba en terminar el retrato de una cantante. No le gustó ver cómo alguien que había madrugado tanto como él lo sorprendiera en su tarea. Le pregunté por qué pintaba sobre las piedras, de mala gana me dijo que en aquel lugar tenía todos los lienzos que quisiera. Dada la poca complicidad que recibí de su parte, preferí alejarme y dejar que disfrutara en paz de su estudio con puertas al mar, y cuando me aseguré que se había marchado, regresé sobre mis pasos para disfrutar a mis anchas de aquel espacio, que el desconocido artista ha convertido en un privilegiado boulevard de la música en el que pueden admirarse retratos de músicos, compositores e intérpretes de todos los estilos y épocas diferentes.
El pintor de piedras
Será porque el Atlántico es el mejor auditorio del mundo, será porque el océano compone para los oídos de quien quiera escuchar los sonidos extrañamente más bellos que uno pueda escuchar...ora un aria, ora un réquiem. Sea el motivo que fuere, el hombre anónimo y malhumorado con el que me tropecé esa mañana me brindó una lección que no quiero olvidar: el artista que persigue una pasión salvará, sin exhibicionismos, cualquier obstáculo con tal de hacerla suya.  
El pintor de piedras

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