Honesto, trabajador y vasco. Yoel Martín llegó hace seis años a Barcelona en busca de un sueño. De familia restauradora, de su Hondarribia natal (o es Irún, a ver si te aclaras, lagun) tuvo que volar para poderse dedicar a la hostelería por incoherente que parezca. "En casa no querían que siguiera el negocio. Salir era mi única opción". Cogió su recién estrenado coche y con 24 años realizó un viaje que cambiaría su vida. Ahora, plasma saberes mundiales y raíces en El Bar del Basko, su refugio de La Barceloneta, un local pequeño que habla de su vida y voluntad: hacer pasar un rato divertido a la gente. Con cinco propuestas de geografía e historia que presenta en pizarra hablamos de un bar vasco sin pinchos aparentes, "porque no son pinchos, ser vasco es reconocer el producto de calidad". Cinco presentaciones y cinco porqués.
Dirección: Sant Carles, 21
Precio medio: 18€. Tapa de jamón Ibérico cortado a mano, 7€: alcachofas maridadas a la brasa, 4,80€; huevos con bacalao, 6€.
Imprescindible: Hablar con Yoel y discutir sobre la música del local o las expectativas que genera un bar vasco en Barcelona. Ganar tiempo en el local.
De miércoles a lunes, de 11h a 23h.
Txakolí y huevos con bacalao. País Vasco
Ésta es su tierra. Nació y se crió en el País Vasco. En carta no podían faltar el Txakolí y los huevos con bacalao. Euskadi en estado puro. El viaje de su niñez, de su adolescencia, de su madurez. Qué mejor viaje que el del día a día, el del paso a paso, el de sus pinitos en la cocina. Un plato para homenajear a su familia, una oportunidad para que la Barceloneta sepa un poquito a Hondarribia desde los escasos de diez metros cuadrados en los que ha invertido sueños.
Lacón con fideos de patata, jamón y carpaccio de mojama. España de norte a sur
No es tonto y tría. Su paso por Galicia no pasó desapercibido. De madre gallega, no podía faltar en carta el lacón con fideos de patata. La influencia de una madre, más todavía si hablamos de cocina, no dejan a nadie indiferente. Bajamos y seguimos viaje. De padre salmantino, el jamón de Guijuelo preside la pequeña barra. Yoel mueve el cuchillo con soltura, poniendo todo el empeño en cada uno de sus cortes. El jamón da pistas y el carpaccio de mojama ratifica. Llegamos a Andalucía por su abuelo. Que a un vasco le apasione Andalucía no es sólo serie o ficción. Yoel vuelve a romper esquemas por ascendencia. Se llama personalidad.
Terrina de foie. Francia
Menudo árbol genealógico. También tiene abuelos franceses, por lo que el país vecino tiene su lugar en El Bar del Vasco. Los recuerdos de los abuelos suelen ir ligados a la gastronomía. Aromas de infancia, de días sin ir al colegio, de platos cocinados con especial cariño para los nietos. Homenaje a la experiencia, a los buenos consejos y a la buena cocina. Terrina de jabalí o de ciervo en otra muestra de valentía y apuesta por el producto en carta. Un Yoel sin complejos, descarado y orgulloso de su pasado.
Alcachofas maridadas a la brasa. Barcelona
Speakeasy de Dry Martini, Bravo 24, Euskal Etxea o Louis 1856. De jefe de barra, maitre o director. Su currículum habla y refuerza un proyecto que domina, un marchapasa genético de persona y bar. Absorbe conocimientos y refuerza talento para hacer feliz, su vocación. Lo hace con el café que utilizan en El Celler de Can Roca o con las alcachofas maridadas a la brasa que se trajo de su paso por el restaurante del hotel W de Carles Abellán. Dos mundos separan ambos locales; una misma sensación.
Pan y vermut. Barceloneta
Yoel atraca el barco de su viaje en el puerto de la Barceloneta, lugar donde ha decidido plantar su bar. Le da las gracias hablando e invitando, e incorporando dos iconos del barrio como son el pan de Baluard y el vermut de la bodega Fermín. Presente y futuro de un maestro que inicia su andadura en solitario con el apoyo incondicional de familiares y amigos. Un bar de escasas mesas y amplios sueños que no sólo ofrece propuesta gastronómica. Un bar vasco sin pinchos, para entender el producto y el servicio. Ongi etorri.