(En voz alta). El jurado del prestigioso premio Ondas ha reconocido con una mención especial, en la categoría de mejor programa de radio, a El Pirata y su banda, del que es alma mater y pater, todo en uno, Juan Pablo Ordúñez, paisano y viejo amigo, hacia el que siempre he sentido especial admiración. El premio viene a reconocer una de las trayectorias más dilatadas, intensas, veraces y fervorosas en el ámbito de la radio musical, con marcada deriva hacia el mundo del rock y especial atención a sus vertientes heavies, aunque a menudo los géneros se entrecruzan y los barrios se mezclan. Es Juan Pablo, además, el responsable e impulsor de muchas iniciativas musicales ambiciosas y sus actividades como productor de discos y organizador de eventos son bien conocidas y valoradas en un sector donde el nombre de El Pirata levanta una ola de admiración y reconocimiento. Hace poco llegó a las librerías su última contribución escrita e ilustrada a la larga historia de pasión y arrebato que nuestro viejo amigo mantiene con los sueños eléctricos de varias generaciones, toda una página imprescindible de la memoria rockera del país y de un tiempo que a veces parece estar más vivo que nunca. ¡Felicidades, Juan Pablo! Un premio justo y quizás aún insuficiente. Que la bandera negra y ósea siga luciendo por mucho tiempo en lo más alto del navío.
Revista Cultura y Ocio
(En voz alta). El jurado del prestigioso premio Ondas ha reconocido con una mención especial, en la categoría de mejor programa de radio, a El Pirata y su banda, del que es alma mater y pater, todo en uno, Juan Pablo Ordúñez, paisano y viejo amigo, hacia el que siempre he sentido especial admiración. El premio viene a reconocer una de las trayectorias más dilatadas, intensas, veraces y fervorosas en el ámbito de la radio musical, con marcada deriva hacia el mundo del rock y especial atención a sus vertientes heavies, aunque a menudo los géneros se entrecruzan y los barrios se mezclan. Es Juan Pablo, además, el responsable e impulsor de muchas iniciativas musicales ambiciosas y sus actividades como productor de discos y organizador de eventos son bien conocidas y valoradas en un sector donde el nombre de El Pirata levanta una ola de admiración y reconocimiento. Hace poco llegó a las librerías su última contribución escrita e ilustrada a la larga historia de pasión y arrebato que nuestro viejo amigo mantiene con los sueños eléctricos de varias generaciones, toda una página imprescindible de la memoria rockera del país y de un tiempo que a veces parece estar más vivo que nunca. ¡Felicidades, Juan Pablo! Un premio justo y quizás aún insuficiente. Que la bandera negra y ósea siga luciendo por mucho tiempo en lo más alto del navío.