De la escritora francesa Françoise Sagan aprendí a llamar a las cosas por su nombre (y por ende tirar a la basura lo “políticamente correcto”), y de su novela “Bonjour Tristesse” aprendí que no se debe jugar con los sentimientos de los demás, pero debido a un cúmulo de circunstancias acaecidas en mi vida estos últimos días parece ser que se me olvidó, y jugué con los sentimientos de una persona con la que estoy unido sentimentalmente desde hace unos meses, le mentí, traicioné su confianza, y esta mañana desperté con aquella lánguida canción en mi cabeza de la película del mismo título de Otto Preminger, ¡Buenos días tristeza!...
Una muchachita de unos 17 años, casi una niña, difícil e independiente adolescente, vacaciones en la Costa Azul,un verano radiante en la Riviera francesa, sol tórrido, cielo azul del mar Mediterráneo, verdor profundo de los pinos de la costa, bikinis, whiskies, un joven inglés bronceado, muy pronto amante de la muchacha. Esta es Cécile, de "Bonjour Tristesse", que antes había estado durante diez años en un internado religioso. Su padre, un atractivo y mujeriego viudo, de cuarenta años, tenía y había tenido multitud de amantes, Cécile hace todo lo posible por separar a su padre, Raymond, de su amante, Anne Larson. Movida por el temor a perder el cariño de su padre y por los celos hacia Anne, no cesará en su empeño de dividir a la pareja. Este es el panorama de la novela. En el fondo una radiografía del aburrimiento. Sin drama, sin pasiones, sólo son juegos de una sociedad burguesa y acomodada. La protagonista tiene que preparar un examen. Estudia a Proust y a Bergson. También la obra de Proust es una descripción de la burguesía francesa. Que existen analogías entre Proust y la Sagan es evidente. No así con Bergson. El filósofo judío, cuya aproximación al catolicismo fue tan grande que muchos le consideraron prácticamente católico, distinguió entre el placer y la alegría. Con sólo el placer se puede estar triste...
Françoise Sagan, escritora francesa, nació el 21 de junio de 1935 en Cajarc, y murió el 24 de septiembre de 2004. Su verdadero nombre era Françoise Quoirez. A menudo considerada como integrante de la Nouvelle Vague pues también dirigió varias películas. En 1954, la directora de la revista ELLE, Hélène Gordon-Lazareff, le encarga una serie de artículos sobre el sur de Italia y se convierte, de esta forma, en una reportera que recorre de sur a norte el país. El titulo semanal de sus reportajes «Buenos días Nápoles», «Buenos días Capri», «Buenos días Venecia»….Ese «Buenos días» (Bonjour) se convierte en su marca de autor. Françoise Sagan, hija de empresarios acomodados, había publicado su primera novela Buenos días, tristeza (Bonjour tristesse) en 1954, a los 18 años y bajo un seudónimo extraído del libro “ Remembrance of Things Past" de Marcel Proust. La obra fue llevada al cine por el director Otto Preminger. Sus temas favoritos: la vida fácil, los coches rápidos, las residencias burguesas, el sol, una mezcla de cinismo, de sensualidad, de indiferencia y de ociosidad...
Vivo con la melancolía,
mi amiga y su vaga angustia,
me despierto cada mañana y digo:
-”Buenos días Tristeza”...
La calle por la que camino es la tristeza,
mi hogar carece de dirección,
las cartas que me escribo empiezan diciendo:
-”Buenos días Tristeza”...
La perdida de un amante es un gran dolor,
amargo y agudo recuerdo,
no he perdido ningún amante casual,
no tengo ningún dolor del que recuperarme.
Me he perdido yo mismo,
eso es todo...
Mi sonrisa está vacía de carcajadas,
mis besos ausentes de caricias,
soy fiel a mi amante,
mi dulce y amarga, tristeza...
MMXI = XIM+M