Revista Infancia

El placer de ser padre

Por Janeth

El placer de ser padreLos varones no tenemos muchas posibilidades de aprender a ser padre, en general la sociedad forma para esto (y bastante poco) a las mujeres.

Antes se pensaba que los niños eran una cuestión exclusiva de las mujeres y la paternidad se ejercía desde lejos.

Hace cuarenta o cincuenta años, el padre contaba poco en el ámbito doméstico. La madre era la encargada de vestir a los niños por la mañana, llevarlos al colegio, ayudarles con los deberes, consolarlos cuando se disgustaban y decirles que debían ser como papá.

Hoy, que sabemos que los hijos necesitan a ambos padres cerca, y que los roles del hombre y la mujer han cambiado, el hombre está mucho más cerca de sus hijos, pero a veces no sabe cómo.

Es curioso que si buscasinformación sobre maternidad. Se encuentra mucha sobre ser madre, pero poco sobre ser padre. Antes nuestros padres, se vieron apartados y relegados de la vida familiar porque no estaba bien visto que un hombre cuidara de un bebé, cambiará un pañal, bañara a su hijo, le diera de comer. Y en cambio nuestra generación que puede participar de ello, y lo quiere hacer, hay una voluntad del hombre de participar. Es una gran manera de disfrutar de cada etapa de nuestros hijos.

Dos cosas vienen a la mente cuando uno tiene a su hijo por primera vez en sus brazos: un sentimiento de alegría jamás antes sentido y el temor de no estar listo para asumir el cargo más importante que un hombre puede realizar en su vida. Esta situación la he vivido dos veces y en las dos me he sentido igual o casi igual.

Nuestro embarazo no duró nueve meses como suele ser lo normal, fue muchísimo más largo. Cada uno de nuestros 'embarazos' duró más de dos años. Nuestros dos hijos son adoptados, cada día era un dolor diferente y en nuestro caso lo sufríamos a la vez madre y padre. Un documento que no estaba correcto, unas entrevistas para comprobar que fuéramos 'buenos padres', una asignación de un niño que se demoraba, un viaje, y otro, trámites burocráticos en exceso, dudas si acabaría bien todo el proceso. Pero al final el día esperado llega y tienes esa 'cosita' hermosa en tu regazo.

En casa está estepequeño personaje que es la obra maestra más grandiosa que existe en el mundo: un hijo.

 

El padre actual asume todos los roles: es protector, da seguridad (dejando de lado sus propios temores), da apoyo. Porque el ritmo del hogar cambió y cambia por largo tiempo.

Ya no se duerme cuando se quiere…, sino cuando se puede; ya no se sale cuando se quiere…, sino cuando se puede. Nuestros amigos no entendían que si no podíamos ir con nuestro hijo, la decisión era que no salíamos, lo más normal era que nos dijeran 'dejarlo con los abuelos, seguro que está bien cuidado'. No lo dudábamos que estaría bien cuidado, pero entonces para qué habíamos decidido tener un hijo, ¿Para dejarlo con los abuelos? ¿No es más lógico disfrutar en familia? Y si no puede ser, pues no se hace.

Hoy, sabemos que los hijos necesitan a ambos padres cerca, y que los roles del hombre y la mujer han cambiado, el hombre está mucho más cerca de sus hijos, pero a veces no sabe cómo.

Cuando pensamos en la paternidad lo hacemos sobre todo en términos de obligaciones y problemas. Esto se debe a que la mayoría de los padres se creen en el deber de vigilar en todo momento a sus hijos, su alimentación, su ropa, sus juguetes, sus tareas, sus modales, etc. O de apartarlos de los peligros del fuego, de un atropello, de un envenenamiento, de caer por la escalera o desde una ventana. No existe ningún remedio mágico para que los padres superen su preocupación constante por la conducta y la seguridad de sus hijos, ya que en eso consiste actuar como padres.

El ser padre, es una experiencia única que puede generar, además de una enorme felicidad, cierta preocupación e incluso miedo por si no se sabe abordar adecuadamente. La excesiva preocupación del padre aparece claramente si comparamos el modo de criar el primer y segundo hijo durante sus primeros años de vida. Eso es lo que me ocurrió, con el primero me levantaba a ver si tenía fiebre, si tenía calor, si tenía frío, si respiraba… con la segunda… fue peor me levantaba más a menudo ja ja. Es broma, con la segunda, aunque siempre tienes cierto temor, ya no sufres tanto. Se aprende que los hijos son 'resistentes y duraderos', a pesar de su pequeñez y de parecer débiles.

Descubrí que cada niño tiene sus peculiaridades, su manera de ser, su manera de sentir. Con el primer niño aprendes, que aunque no es tarea fácil, puedes ser un buen padre. Esto te hace confiar en ti mismo y actuar de forma más relajada en el segundo.

¿Y con el tema dormir?

El problema surge en qué hacer cuando el bebé no puede dormir o se despierta constantemente. Con mi primer hijo, cuando llegaba su hora, se dormía plácidamente, lógicamente no siempre era así y a veces se despertaba, pero nada que no fuera normal.

Pero con mi segunda hija el tema fue diferente, cada vez que tocaba ir a dormir por la noche no había manera de que conciliará el sueño plácidamente. Por aquellos tiempos descubrí un método algo polémico, el Método Ferber, adaptado por el Dr. Eduard Estivill, responsable de la Unidad de Alteraciones de Sueño del Instituto Dexeus de Barcelona, en el libro Duérmete Niño (llamado también 'Metodo Estivill'). Este método consiste en dejar al bebé en la cuna. Y si llora dejarlo hasta que se acabe durmiendo él sólo. Existe una serie de cosas que se pueden hacer: darle un osito, organizarle una rutina de sueño, si llora mucho asomarse por la puerta de su habitación y decirle algo cariñoso sin llegar a tener contacto físico.

Como todo padre sin experiencia, intenté aplicarlo sin ningún resultado positivo, hasta que el libro voló literalmente por la ventana. Decidí hacer caso de mi 'instinto', os recomiendo que lo sigáis siempre, y no escuchar a los que decían que los niños se tienen que acostumbrar a dormirse solos. Me acostaba con ella a oscuras, le cogía la manita o el piececito y le susurraba al oído, en poco tiempo se dormía y yo me podía levantar, en alguna ocasión se despertaba y lloraba y, repetíamos el ciclo.

Luego me he enterado que el método Estivill, ha sido calificado de cruel ya que hace que el bebé se duerma por puro terror al verse solo. Además según algunos psicólogos puede dejar graves secuelas.

El método funciona porque se basa en el terror, cuando los niños se aterrorizan de miedo segregan en su cerebro una sustancia que los 'autodroga' de forma que ellos mismos se sedan. Por eso muchos vomitan, cuando una persona está sometida a una fuerte situación de estrés puede llegar a vomitar y al cabo del rato le entra somnolencia... el caso es que se sabe que el método funciona a costa de dejar graves secuelas (perceptibles o imperceptibles) en los bebés, a la larga puede generar graves problemas de autoestima o cosas más graves. Hay otros métodos, que se explican en libros cómo 'Dormir sin lágrimas' de rosa Jové, o Felices Sueños, de Elisabeth Pantley.

En muchos de estos métodos se apuesta por el contacto físico con el bebe para que pueda conciliar el sueño. Yo hasta ahora no sabía que dormir con el bebé en nuestra cama podía ser beneficioso.

Con mis dos hijos he descubierto el placer de ser padre. No es tarea sencilla la educación de los hijos, y nunca estas seguro de que lo que haces esté bien. El proceso es como una maratón, es una carrera de largo recorrido que tienes que ir desarrollando paso a paso, aprendiendo del día a día, y estar dispuesto a rectificar si te equivocas, situación que suele ocurrir a menudo.

Fernando H.

El placer de ser padre


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