WASHINGTON (AP) – Hay mucho que celebrar, pero también hay muchas razones para inquietarse, ya que el presidente Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se reunirán el lunes en la Casa Blanca.
A pesar de toda su charla sobre la intermediación del “acuerdo definitivo” entre israelíes y palestinos, el esperado plan de paz de Trump aún no ha llegado, incluso cuando los palestinos y otros críticos insisten en que estará muerto cuando lleguen. Y aunque el gobierno de Israel está muy contento por el reconocimiento de Trump de que Jerusalén es la capital de Israel -con una embajada estadounidense abierta en la ciudad santa en mayo-, las sospechas se filtran sobre Irán, donde Israel ve los esfuerzos de Trump hasta la fecha para tomar medidas enérgicas contra Israel. archienemigo como falta.
Una preocupación importante y creciente: que los Estados Unidos acepten la creciente presencia de Irán en Siria y su influencia en Líbano, dos vecinos israelíes.
“Si no se nos ocurre una estrategia contra Irán, vamos a hacer que Israel entre en guerra aquí muy pronto”, dijo el domingo el senador Lindsey Graham, republicano por la cadena de televisión ABC en “This Week”.
Inquietas investigaciones legales que distraen a los dos líderes en casa y una impresionante caída en desgracia para el yerno y aspirante a negociador de paz de Trump, Jared Kushner, se han sumado a la mezcla de política, personalidades y agravios históricos que siempre han obstaculizado a Israel. Esfuerzos de paz palestinos Una situación ya volátil ahora se ve aún más combustible de lo normal.
Netanyahu llegó a Estados Unidos durante el fin de semana mientras Washington se preparaba para la conferencia anual de AIPAC, el poderoso grupo de presión pro-Israel. Él planeaba celebrar una reunión y un almuerzo de trabajo con Trump el lunes antes de hablar en la conferencia más adelante en la semana. Los altos funcionarios de los EE. UU., Incluidos el vicepresidente Mike Pence y el embajador de la ONU, Nikki Haley, también se dirigirán a la conferencia.
En un conmovedor recordatorio de sus problemas en su país, Netanyahu y su esposa fueron interrogados por separado por la policía durante horas el viernes antes de que el primer ministro se fuera al día siguiente para Washington. Esas entrevistas fueron parte de una investigación sobre un caso de corrupción que involucraba al gigante de las telecomunicaciones del país, y la policía recomendó que se acuse a Netanyahu por cargos de corrupción en otros dos casos también.
La familia Trump tiene problemas legales propios. Kushner, el hombre de confianza de Trump para el Medio Oriente, está bajo intenso escrutinio sobre sus negocios, mientras el asesor especial Robert Mueller avanza con su investigación sobre Rusia. Kushner también ha sido despojado de su máxima autorización de seguridad en otro golpe a su credibilidad como negociador internacional.
La propuesta de paz de Kushner está casi terminada, dijeron funcionarios estadounidenses, pero los palestinos ya han descartado a la administración de Trump como un mediador viable tras su decisión del año pasado de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar allí la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv. Se planea un corte de cinta para una instalación provisional para coincidir con el 70 aniversario de la independencia de Israel.
El embajador de Israel, Ron Dermer, hablando en AIPAC el domingo, dijo que el pueblo judío recordará “para siempre” la decisión de Trump.
Pero aunque la visita puede darle a Trump la oportunidad de deleitarse con el deleite de Israel, Netanyahu también tiene serias preocupaciones sobre el enfoque más amplio del presidente en Medio Oriente.
Israel está cada vez más preocupado de que Trump esté retrocediendo en una promesa de “arreglar” o desmantelar el acuerdo nuclear de Irán en 2015. De particular preocupación es que Trump pueda imponer nuevas restricciones para evitar que Irán desarrolle misiles balísticos intercontinentales capaces de golpear a los EE. UU., Pero le permitirá a Irán seguir desarrollando misiles balísticos de mediano alcance que podrían atacar a Israel.
Los europeos han rechazado la posibilidad de restricciones de misiles de mediano alcance, argumentando que las resoluciones existentes de la ONU sobre Irán solo se enfocan en proyectiles de mayor alcance. Los funcionarios estadounidenses que negocian con Gran Bretaña, Francia y Alemania parecen estar de acuerdo con los europeos, lo que provocó la preocupación israelí.
Al menos públicamente, Israel aún le da cobertura política a Trump, mientras le recuerda suavemente al presidente que hace mucho tiempo prometió cancelar el trato si no puede fortalecerse lo suficiente.
“No tengo dudas de que este presidente está dispuesto a irse”, dijo Dermer.
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El escritor diplomático de AP Matthew Lee contribuyó a este informe.
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