Revista Comunicación
No esconde su origen teatral El plan, película que reduce su escenario dramático a la vivienda de uno de los protagonistas y en cuya trama solo aparecen tres personajes. Paco, Ramón y Andrade son tres trabajadores en paro que se reúnen para llevar a cabo 'el plan' que menciona el título, auténtico Mcguffin que sirve como excusa para revelar los problemas existenciales de los personajes. De fondo, la eterna crisis del desempleo, que nos lleva a imaginarnos mil cosas sobre la naturaleza del mencionado plan. Otra capa de la cebolla dramática que caerá también para profundizar en los problemas más personales de estos tres 'perdedores' que podrían estar esperando a Godot y para los que será imposible salir de la casa en la que se han reunido, como en El ángel exterminador (1962) de Buñuel. El ir descubriendo el conflicto humano de cada uno de los protagonistas es la mecánica del argumento que firma el director Polo Menárguez, adaptando la obra de Ignasi Vidal. Está claro, en una película como El plan lo importante son los actores, y son muy buenos: Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco, este último nominado al Goya como actor revelación. El film opta también a un premio al mejor sonido. Estamos ante una película incómoda, que nos engaña sucesivamente, que comienza como una comedia costumbrista, de tintes sociales, muy española, pero que poco a poco se va convirtiendo en una tragedia de desenlace desesperanzado y casi nihilista.