El plan, No todos los planes salen bien

Por Nacho Cañas.

Un día cualquiera en un barrio cualquiera de Madrid, tres amigos en paros han quedado para ejecutar un plan. Paco, Ramón y Andrade, antiguos empleados de una empresa de seguridad, tiene un contratiempo. El coche en el que iban a ir se ha estropeado. Entre los 3 tienen que llegar a una solución y proseguir con el plan.

Con esta sencilla trama se nos presenta “El Plan”, una cinta basada en la obra teatral de Ignasi Vidal. Polo Menárguez adapta a la gran pantalla en compañía de Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco. El film transcurre casi exclusivamente en un apartamento humilde de un barrio periférico de la ciudad de Madrid, eso provoca que toda la importancia recaiga sobre la actuación de nuestros protagonistas.
El plan, No todos los planes salen bien

Dicen que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, y en este caso que se nos presenta, la cadena consta de tres eslabones. Ante dos genios de la interpretación como Raúl y Antonio, Chema desluce y por desgracia, a su vez, carga con el papel más importante. Quizás parte del problema está en el contraste entre dos reconocidas caras y contrastados papeles contra un caso totalmente opuesto.

El metraje consta de menos de menos de 90 minutos y aún así casi a la hora de duración ya empiezas a notar el desgaste y la repetición de ideas para rellenar el tiempo hasta una resolución final en la que se basa todo el interés del relato.

Alejandro Espadero con la fotografía hace un gran trabajo con la fotografía intentando imprimir ese aire de desesperación que cala el ambiente. Pablo Martín, al mando de la música acompaña cambiando de registro según va evolucionando por los varios géneros que maneja la cinta.

La elección del piso donde sucede prácticamente todo el metraje también es fundamental, aunque comprendiendo que han querido elegir un escenario humilde y representante de la vida de estos tres “perdedores”, en más de una ocasión se antoja anodino y costumbrista en demasía.

En definitiva, nos encontramos ante una película que tendría que haber sido rodada en formato corto, ya que una vez la finalizas puedes comprobar que todos los caminos abiertos durante el metraje acaban en una senda que carece de final.