El Planeta de los Bullies – Microficción

—Yo soy un bully, igual que tú, visto con ojo crítico, todos lo somos, venimos en tamaños, sabores, colores y esencias diferentes, pero al final tomamos una misma y única forma con el paso de nuestra existencia, la forma de una bestia con ojos rojos, cuernos amarillos bidireccionados, cuerpo azulado, poco pacientes, con ligeras ojeras, expresión sarcástico-burlona, un número 1 visible y sobretodo malas intenciones—.

La sombra gigante se alza frente a tí, te mira palidecer al darte cuenta de que habla, tú te encuentras amordazado por las ramas de un árbol añejo bajo la niebla, la cosa oscura se te aproxima, queda cara a cara contigo, exhala con fuerza y continúa su explicación:

—¿Malas intenciones? te preguntarás, aunque no lo parezcan al principio, lo son, vivimos en un planeta con una regla milenaria “la ley del más bestia para sobrevivir”, donde una planta le hace sombra a otra para ganarle el sol, una nube cubre a éste para soltar su lluvia, un mosquito latoso que nace del agua estancada se alimenta de la sangre de un animal más grande, causándole una comezón espantosa, en terreno salvaje y no tan salvaje un animal se come a otro animal, no sin antes jugar con él, en fin, encontramos un sin número de ejemplos, subiendo en la cadena alimenticia llegamos a mi favorito: el humano, desde pequeñines se molestan, empujan, jalonean cuando aún balbucean sonidos sin gatear siquiera, van creciendo y sus tácticas se adaptan, mejoran su nivel de bully en desarrollo, queriendo ser el número uno en todo—.

—Para tener el premio de la competencia le ponen el pie al otro, si no les cae en gracia un espécimen de su misma especie buscan como herirlo física o verbalmente, hacerlo menos, tienden a destruir el obstáculo en lugar de dar un paso más alto, corren rumores, mienten, engañan, se deleitan con el sufrimiento ajeno, van sumando ingredientes para sazonarse mejor y la bestia los va engullendo a paso lento—.

Tú solo piensas como salir del atolladero en el que te encuentras, para tí el monstruo va a convertirte en su cena, sino fuera así ¿por qué razón te inmovilizó?, probablemente le guste jugar con su comida, lo dijo antes aunque sería tonto que esperara matarte de aburrimiento con su palabrería, tienes rasguños en la cara, brazos y piernas por moverte constantemente tratando de romper las ramas, sin éxito.

El bully te observa, extiende una mano hacia tí y dice —ya es hora—, —¡No seré tu cena!— intentas formular a gritos pero un dolor punzante sale de tu pecho, cierras los ojos, minutos después al abrirlos notas algo diferente, no estás muerto como creías, tu piel es peluda y azul, tienes grandes manotas y llevas puesta una playera con un número 1 grabado en rojo, la niebla se disipa y estás rodeado por bestias iguales a tí en medio del bosque, el árbol te libera de su presión, un golpe duro te tira al piso, notas que era la mano cerrada en un puño de tu captor, -¿por qué?- preguntas, él mueve sus hombros hacia arriba restándole importancia al contestar —me estorbabas—.

Ahora te ves por primera vez como realmente eres, es tu naturaleza y uno no puede ir en contra de ella… ¿oh si?..