Mercurio © by ridingwithrobots
Artículo pubicado por Nadia Drake el 22 de marzo de 2012 en Science News
Mercurio tiene un interior complejo y un activo pasado geológico.
Mercurio es aún más extraño de lo esperado según está demostrando la sonda MESSENGER de la NASA.
Para empezar, el interior del planeta está construido a partir de unos planos completamente distintos de otros conocidos por los científicos. Al contrario que el núcleo de la Tierra, el de Mercurio – que aglutina el 85 por ciento del radio del planeta – consta de tres capas en lugar de dos. En el corazón del planeta probablemente hay una capa sólida rodeada por una capa giratoria de hierro líquido, todo encapsulado por una tercera capa sólida de hierro y azufre.
Los nuevos resultados de MESSENGER se presentaron en el Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria del 21 de marzo, así como en dos artículos que aparecen en la edición en línea de Science. Un artículo trata las medidas gravitatorias que llevan a un nuevo modelo del interior del planeta, y el otro describe las características de superficie en el hemisferio norte.
Reconciliar la composición de la superficie de Mercurio con su densidad ha sido algo que ha generado problemas en los científicos, hasta ahora. Las rocas de la superficie no contienen suficientes elementos pesados, como hierro o titanio, para tener en cuenta la densidad observada cuando se considera un núcleo estándar de dos capas.
“Por lo que nos tuvimos que preguntar: ‘¿Cómo pudo formarse?”, dice Steven Hauck de la Universidad de Case Western Reserve en Cleveland. La capa de hierro y azufre que rodea el núcleo resuelve el problema proporcionando la cantidad perdida. “Se sitúa en la base de la capa de roca, y tenemos un metal de alta densidad que se asienta justo bajo ella como parte del sólido total”, apunta.
Los investigadores no son categóricos sobre la existencia de la parte más interna del núcleo sólido y cómo de grande podría ser. “Hay espacio para modelos alternativos”, dice Hauck. “Pero basándonos en los datos observacionales, los modelos más probables apuntan a esta idea”.
Los científicos que trabajan con Mercurio no sólo se centran en los misterios subterráneos. Los investigadores han identificado ajadas características superficiales que ocultan un planeta menguante.
Conocidas como cinturones de pliegues y cabalgamientos, estas características surgen cuando el núcleo de Mercurio se enfría y contrae. Conforme mengua el núcleo, también debe hacerlo la corteza exterior del planeta, lo cual se logra deslizando trozos de la corteza bajo otros trozos de corteza, según informa Paul Byrne de la Institución Carnegie para la Ciencia en Washington, D.C., en una sesión de la conferencia dedicada a los resultados de MESSENGER. Los nuevos datos topográficos ayudaron a Byrne y sus colegas a identificar y medir la longitud de las sinuosas características, algunas de ellas cubriendo más de 1000 kilómetros.
Estudiar las arrugas de la superficie ayudará a los científicos a determinar cuánto ha menguado Mercurio y cuándo tuvo lugar la contracción. “Mercurio es excepcional al tener unas pruebas tan extendidas de contracción”, dice Sean Solomon de Carnegie.
Además, los nuevos mapas topográficos revelan áreas en el norte que probablemente proceden de actividad volcánica, y sugieren que el planeta tuvo una historia geológica mucho más animada de lo esperado. El suelo de los cráteres está inclinado en algunas áreas, lo que significa que el movimiento volcánico o tectónico perturbó las cuencas después de que fuesen excavadas en la corteza. Y el lecho de la cuenca de impacto Caloris – un cráter masivo que se extiende a lo largo de 1500 kilómetros – se eleva por encima del borde en algunos lugares, una característica que no se observa en ningún otro lugar del Sistema Solar, dice Maria Zuber del MIT. Algún tipo de proceso muy activo en el interior del planeta, comenta, debe haber empujado el material por encima del borde del cráter.
Es más, aunque los científicos solían pensar que Mercurio era similar a la Luna, ahora dudan que el planeta se enfriase rápidamente y se convirtiese en un pedazo de roca. “Mercurio tuvo una madurez muy activa”, señala Zuber.
La misión aún no ha terminado. Con una extensión de un año recién aprobada, se esperan muchos más mensajes procedentes de Mercurio.
Artículo traducido y posteado en Ciencia Kanija, el original se publicó en Science News, su autora es Nadia Drake.