Un estudio que acaba de publicar la revista científica Nature Climate Change, del prestigioso grupo Nature, afirma que gracias al cambio climático la Tierra tiene hoy 36 millones de kilómetros cuadrados más de superficie verde que hace 33 años, lo que supone un incremento de tres veces Europa o casi dos de EE.UU.
Desde el siglo pasado un científico español, Antón Uriarte, escandaliza al ecologismo catastrofista al afirmar que para la naturaleza era muy positivo el aumento del dióxido de carbono, CO2, fuera de origen natural –principalmente marino-- o por consumo de los combustibles fósiles.
Advertía que los desiertos estaban reduciéndose y sobre ellos caía más lluvia. El cambio, afirmaba, posiblemente no se debía a causas antropogénicas, sino a las constantes alteraciones climáticas del planeta, desde que existe.
Uriarte, geógrafo y catedrático en la Universidad del País Vasco, publicó en 2003 su libro clásico Historia del Clima de la Tierra (editado en inglés en 2011), y exponía sus observaciones también en su blog CO2, en el que no ha vuelto a publicar desde 2014: debería volver a hacerlo, ahora que triunfan sus ideas.
El estudio publicado en Nature, en el que participaron numerosas universidades y en España el Centro de Investigaciones Ecológicas (CREAF) de la Autónoma de Barcelona, reconoce que los vegetales del planeta se ven beneficiados por el CO2.
Gracias al cual la biomasa terrestre agigantó la superficie cultivable de la Tierra, mientras que se redujo muy poco en algunas zonas por distintas causas.
Habrá deforestaciones en unos lugares, pero reverdece el mundo en superficies mucho mayores. Y es bueno para los humanos, porque a más vegetales, más comida.
Y aquí está el honor recuperado de Uriarte, al que llamaban loco negacionista, incluso fascista, los calentólogos del productivo negocio del alarmismo climático.
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SALAS