Si bien el plástico fue un factor que potenció el desarrollo industrial y tecnológico en el último siglo; hoy se convierte en una problema de escala global.
Y es que los plásticos han inundado nuestro mundo y nuestra vida desde hace ya unas décadas. Están por todas partes. Literalmente. Su invasión no es cosa de los países más ricos. Incluso los países más pobres que puedan venirte a la mente tiene plásticos en su entorno. Y lo peor de todo es que los plásticos no se quedan donde se fabrican, es decir, en tierra.
8 millones de toneladas de plásticos entran cada año a nuestros océanos. La cifra suena grande pero para entenderlo mejor sería comparable a 800 veces el peso de la Torre Eiffel. Si lo pasamos a tiempo, supone que ¡cada segundo llegan 200 kg de plástico al mar!
En este espacio hemos hablado de la problemática desde el inicio de nuestra colaboración ¿Recuerdas el artículo "El mar es una sopa... de basura"? léelo aquí.
Greenpeace nos dice:
"Los plásticos en los océanos ya no son solo un problema de residuos flotando en el agua y en el fondo marino, sino que son una bomba tóxica que está trepando por la cadena alimentaria. Es urgente que se tomen medidas, a todos los niveles, para poner freno a esta locura plástica".En los últimos años se ha propuesto una iniciativa llamada "¡Mejor sin plásticos!", lo cual sin lugar a dudas es una buena intención; sin embargo un tanto irreal.
En COVIRE consideramos que la educación y los programas institucionales y gubernamentales para la separación de residuos, reuso y reciclaje serán las mejores medidas para contener la contaminación por este material.
Otras opciones, aunque no están del todo reconocidas por la comunidad científica, son el uso de aditivos biodegradables en la producción de productos plásticos. En esta ocasión les compartimos un ejemplo de lo que una empresa Ecuatoriana hace respecto a la conciencia y la producción de artículos plásticos.