¿Por qué elogiar?
Elogiar a nuestros hijos es el mayor premio que les podemos ofrecer.
Los niños pequeños, sobretodo a partir de los 2 años están deseosos de agradar, de oír un «bravo!», «muy bien», «qué bien lo has hecho», …
Darles un beso o un abrazo acompañados de estas sencillas y alentadoras palabras les encanta, sólo hay que ver qué cara ponen y cómo se sienten de orgullosos.
Esto, que los padres solemos hacer de forma más o menos habitual, es un potente reforzador de conductas y bien utilizado lo podemos usar para instaurar nuevos comportamientos.
¿No estás acostumbrado a elogiar? ¿No sabes como hacerlo?
No te preocupes, puede que al principio te cueste un poco, y que tengas que hacer algún esfuerzos para recordar elogiar a tu peque cuando hace algo bien o logra una conducta nueva. Pero pronto verás la eficacia de este método.
No tengas miedo, elogia, tu hijo no se volverá más inseguro, más egocéntrico o caprichoso. Por muchos elogios que tenga nunca serán demasiados, si elogias correctamente. Y sé por experiencia que elogiar hace milagros.
¿Cómo elogiar? 5 reglas de oro
Para que el elogio sea efectivo y una buena herramienta educativa, hay que tener en cuenta que no se trata de empezar a decir » muy bien cariño» sin tan siquiera ver qué es lo que ha hecho nuestro hijo o escuchar lo que ha dicho. Porque, si somos sinceros, esto lo solemos practicar en más de una ocasión para quitarnos al niño de encima y seguir con nuestros menesteres.
Para mejorar nuestra forma de elogiar hemos de conocer las «reglas de oro» para que el elogio se convierta en una buena técnica de modificación de conducta:
1. Elogiar el comportamiento no la personalidad.
Se trata de evitar en la medida que nos sea posible decir «que buen niño eres» y reemplazarlo por admirar su comportamiento.
Por ejemplo, cuando mi hijo M (de 3 años y medio) recoje todos sus juguetes, suelo decirle algo similar a : «Muy bien M, me gusta mucho cómo has recogido tus cosas hoy» o «Gracias M por ser tan ordenado» o «Gracias por recojer», ….
Veamos la diferencia entre los dos tipos de frase.
Cuando decimos, «¡Eres un/a niño/o bueno/a!» el mensaje que conlleba es que el objetivo es ser siempre bueno, expectativa imposible de cumplir. En cambio, al decir «Me gusta cómo has recogido tus juguetes«, por ejemplo, nuestros hijos se van formando un buen concepto de sí mismos. Esto es así porque la formación de la imagen de uno mismo está hecha de nuestro propios logros, y no de cuántas veces hemos oído «eres muy buen niño o niña».
La práctica de este tipo de elogio es muy efectiva, a parte de muy satisfactoria para nuestros hijos.
Recuerda: Elogia el comportamiento
2. Usar elogios concretos.
Cuando el objetivo de elogiar es aumentar conductas deseables y positivas o bien que el niño/a inicie unas nuevas, es necesario remarcar qué conducta concreta se persigue. Por tal motivo, cuánto más concreto sea el elogio, mejor comprenderá el niño qué es lo que hace bien y será más probable que lo repita.
Por ejemplo, en mi caso, cuando mi hijo Marc (de 3 años y medio) llega del cole tranquilo y cuelga su abrigo sin que yo deba recordárselo, si sólo le digo «Muy bien» , no sabrá si me refiero a que ha llegado tranquilo o al hecho de colgar el abrigo. Es mejor decir: «Me gusta mucho cómo has llegado del cole y lo bien que has colgado el abrigo hoy. Gracias, cariño«.
Esto que puede parecer fatigoso (cuando no tenemos mucha costumbre de elogiar cada una de las conductas) con la práctica y el tiempo lo iremos integrando en nuestro lenguaje del día a día hasta que se convierta en algo normal y natural.
Cuando los padres tenemos alguna dificultad para manifestar algo positivo de nuestro hijo/a podemos mantener un registro de conductas positivas. Anotaremos todo lo que el niño hace correctamente. Algunos padres pensarán: «¡Si no voy a apuntar nada, porque se porta siempre tan mal!». Pero al llevar objetivamente este tipo de registro nos asombraremos de cuántas cosas hace bien y cuántas podemos llegar a apuntar. Este registro nos servirá para aprender a elogiar al niño.
Si utilizamos esta técnica, debemos compartir las notas con el niño al final del día. Es una buena manera de hablar de los acontecimientos del día y hará bien tanto a los padres como al niño.
Recuerda: Lleva un registro de conductas
3. Elogiar adelantos.
Tenemos que elogiar cada pequeño paso, atrapando al niño en ese buen hacer.
Continuando con el ejemplo de mi hijo cuando le enseño a recoger sus cosas, al principio le elogio por
recoger un juguete aunque los demás sigan en el suelo.
Frases que podemos utilizar : «Está muy bien que recojas estas piezas de construcción y las pongas en su bolsa. Te voy a ayudar a que recojas las demás«.
La próxima vez, le elogiaré por recoger dos juguetes, etc.
Otro tipo de situación, que se da muy frecuentemente y, dónde podemos utilizar esta técnica es cuando nuestros hijos nos interrumpen cuando estamos conversando. (Yo no tenía modo de mantener una conversación con mi madre por teléfono ni con mi marido en casa).
Supongamos que el niño está acostumbrado a que se le atienda enseguida y no deja terminar una conversación (telefónica o no) sin interrumpir. La primera vez que espere un poco, es bueno hacer una pausa en la conversación y darle las gracias por no interrumpir. Hay que responder al niño antes de seguir hablando. A la siguiente oportunidad, se debería esperar un poco más antes de hacer la pausa para darle las gracias a fin de que su espera sea «moldeada».
- Es mejor empezar con objetivos modestos a fin de alcanzar la meta propuesta.
- Cuando el nuevo comportamiento esté bien establecido, se necesitarán menos elogios para mantenerlo.
- No es necesario continuar elogiando al niño constantemente.
- Es mejor elogiarle de vez en cuando, quizás cada quinta o décima vez que actúe apropiadamente.
- Esto será suficiente para ir reforzando la nueva conducta y pronto se hará natural para ambos. No obstante, no suprimamos nunca los elogios.
Recuerda: empieza con objetivos pequeños y sencillos. Elogia los pequeños avances.
4. Elogiar adecuadamente
¿Qué significa esto de elogiar adecuadamente?
Bien, me refiero a que los besitos, los abrazos y otro tipo de señal física de cariño y y afecto son geniales, pero cuando se trata de niños algo más mayores probablemente … no les haga mucha gracia. ¡Y menos en público!.
En estos casos, es mejor un elogio más discreto, como un guiño o levantar el dedo pulgar.
Este tipo de señales silenciosas que no llaman la atención valen para preadolescente y adolescentes, que aún necesitan ser elogiados (al igual que los adultos, no nos olvidemos).
También significa que hay que ser creativo, tenemos que evitar decir siempre las mismas frases, todo el mundo se cansa de oír las mismas cosas … porque aburren, incluso a los peques. Y un «muy bien, que bien has hecho hoy tu cama» deja de tener efecto si lo decimos durante los 365 días del año.
A veces podemos dejar pequeñas notas debajo de la almohada o en la agenda del cole. Este tipo de elogio puede resultar muy especial. También les anima mucho si nos oyen elogiar su comportamiento delante de nuestros amigos, …
Ten en cuenta que también existen elogios que frustran, decepcionan o desmotivan.
Recuerda: no seas repetitivo, aburres a tus hijos con las mismas frases.
5. Elogiar inmediatamente.
Ya hemos visto lo importante que es elogiar justo después de que nuestro niño realice la conducta que deseamos que aprenda o que se consolide. Esto es así principalmente en niños pequeños.
Los elogios son más eficaces cuando se producen pronto. No dejemos pasar mucho tiempo entre el comportamiento positivo del niño y nuestra respuesta, sólo en el caso de niños más mayores se puede esperar ya que aceptan el reconocimiento posterior.
Recuerda: El elogio es más efectivo cuanto precede inmediatamente a la conducta.
6. Combinar los elogios con amor incondicional.
El niño debe saber que se le valora y se le quiere incondicionalmente, haga lo que haga.
Abrázalo, préstale atención, escúchale, apreciale … Esto garantiza al niño que no debe «ganarse» nuestro amor porqué ya lo tiene.
Recuerda: el niño no debe sentir que solo se le ama cuando hace bien las cosas. Nuestro amor por él es incondicional.
¡Papis, tenéis que ser imaginativos!
Vosotros conocéis a vuestros hijos, yo pongo ejemplos, hago propuestas pero … seguro que ya se os está ocurriendo algo para motivarlos. ¿Verdad?
Si queréis podéis compartirlo, dejad vuestras opiniones, vivencias, ocurrencias … Será de gran ayuda para todos nosotros.
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