Revista América Latina

El poder de la integración

Publicado el 07 febrero 2011 por Sofogebel
El poder de la integración► Imprimir
Por Paula Soler
Contra todos los mitos, los chicos con síndrome de Down u otras discapacidades pueden concurrir a colegios comunes. La experiencia resulta enriquecedora para ambos.
 
Cuando su nieto de 9 años le comentó que Juan se portaba mal en la escuela, Beatriz le dijo: "¿Y por qué no te fijás cómo te portás vos? ¿Te portás bien?"
Juan tiene síndrome de Down y comparte el aula con el nieto de Beatriz Heredia, que es un chico "normal" (igual que la escuela a la que concurre), como le gusta llamarlo a la sociedad.
Tiempo después, la mujer le preguntó a su nieto cómo estaba Juan, y el niño le contestó: "Abuela, hay que entenderlo y ayudarlo, a él las cosas le cuestan más y llega un punto en que no aguanta todo el día".
No sólo el espacio común que comparten los dos niños hizo posible que ocurriera esa anécdota. La atención y la dedicación artesanal de un equipo interdisciplinario para ayudar a la inclusión de Juan en la sociedad y la suma de la voluntades de la escuela a ese proyecto dieron a luz este ejemplo de lo que significa educar en valores.
Beatriz es fonoaudióloga y directora del equipo interdisciplinario Selec, especializado en la inclusión social de niños con trastornos de desarrollo y aprendizaje. En eso trabaja todos los días y -por lo que cuenta- no sólo como profesional sino también como madre, abuela y ciudadana.
Ella cree fervientemente en que los niños con síndrome de Down o con algún otro trastorno de aprendizaje o desarrollo físico o neurológico pueden concurrir a una escuela común si son estimulados a edad temprana. Cree, además, que la sociedad puede no discriminar si es "estimulada" de manera temprana.
Los números le dan la razón: el 50 por ciento de los niños que se tratan en Selec (de un total de 200) logran terminar la escuela primaria común.
"Cuando una escuela trabaja seriamente con el equipo interdisciplinario de inclusión del niño con alguna discapacidad, todos aprenden. Los chicos normales aprenden tempranamente a no discriminar y a naturalizar las diferencias, y nuestros chiquitos a desenvolverse en la sociedad. Es muy lindo, me encanta", dice Beatriz, feliz.
Cuando Beatriz dice "nuestros chiquitos" hace referencia a los 200 niños que son atendidos por los fonoaudiólogos, psicólogos, psicopedagogos y profesionales de estimulación temprana y de terapia ocupacional de Selec. Y advierte: "Estamos sin vacantes y con una larga lista de espera, pero siempre recibimos consultas y trabajamos con otros equipos interdisciplinarios del país, porque lo que importa es sumar, no restar".
-¿Cuál es la importancia de la inclusión de un niño con algún tipo de trastorno de aprendizaje o desarrollo en una escuela común?
-La forma en que un niño se acerca al mundo va a marcar su desarrollo. En nuestros chiquitos, ese proceso está alterado. Por eso es importante la estimulación temprana y la posibilidad de que puedan acceder a aprender junto con los chicos comunes porque en la escuela común es el único espacio donde se imparten ciertos aprendizajes sistematizados. Además, es donde se da una una estimulación constante de afectos, de lenguajes, de lo que es el juego, de las relaciones interpersonales, de lo que es la inteligencia social y emocional, de cómo son los otros. Esto permite que el chico pueda discriminar estados emocionales para evitar abusos, para poder pedir, elegir o ayudar. Pero eso depende de la calidad y voluntad del equipo interdisciplinario que atiende al niño especial y de que la escuela sea inclusiva.
-¿Cómo saber que un equipo interdisciplinario es el correcto?
-El equipo debe estar atento a cada detalle del niño. Es un trabajo artesanal. Si en los primeros tres meses los padres no ven avances en su hijo, sea bebe o no, eso quiere decir que no están con el equipo adecuado. Primero, hay que tener una alta exigencia hacia ese equipo y hacia el niño, porque un niño tiene un potencial neurológico importantísimo hasta los dos años. El trabajo que se haga con el niño y los progresos que alcance en ese periodo van a marcar el resto de su vida. Otra etapa importante es la de los cinco años. Después tenemos que seguir con unas fuerzas locas y con todo el entusiasmo trabajando con él hasta los 12 años, cuando se supone que ya tenemos muchas herramientas.
-¿Qué sienten los padres de estos niños al momento de incluirlos en una escuela común?
-Esto reedita toda la angustia del nacimiento de su hijo, es como que de nuevo lo ponen delante de los ojos de mucha gente y está el temor a que sea mirado, evaluado, discriminado. Es importante el acompañamiento a los padres. Hay que mimarlos, decirles que cuando lleven a los niños a la primera salita van a sentir cosquillas en el estómago y explicarles que eso es normal y que no lo sería si no lo sintieran, e indicarles que el niño puede convivir y estudiar con chicos normales.
-¿Cuál suele ser la predisposición de las escuelas a recibir chicos con trastornos de aprendizaje?
-Las que mejor trabajan son las que realmente tienen un proyecto inclusivo, las que tienen docentes inclusivos y trabajan conjuntamente con el equipo interdisciplinario del niño.
-¿Cómo suelen reaccionar los niños que tiene como compañero un niño especial?
-Los chicos, si la escuela y la maestra tienen un proyecto real de inclusión, son muy buenos. Siempre hay uno que lo defiende más y lo ayuda. Si la maestra está atenta, va a observar cómo van reaccionando los demás nenes, y va a aprovechar esa situación para desarrollar valores. Es hermoso, porque todos aprenden a valorar al otro, más allá de las diferencias; aprenden a que cada uno hace lo que puede y a que todo suma.
-¿Y los padres de los niños normales, cómo reaccionan?
-El padre que envía a un niño a una escuela inclusiva piensa en enriquecerlo. Sabe que los maestros de inclusión son los mejores porque quiere que todos aprendan. Puede haber papás de niños comunes que pataleen porque creen que el nivel de educación baja, y no es así. Mis nietos van a una escuela inclusiva porque sé que son las mejores: además de formarse intelectualmente, aprenden a ser buenos seres humanos.
-¿Por qué elegiste esta profesión?
-¡Porque soy metida! Me fascina dar una mano y siempre me gustaron los niños, tengo cuatro hijos y cinco nietos, ¡una gran familia! La vida me fue rumbeando a esto que me da mucha satisfacción, todavía veo a mis pacientes, a los que conocí de bebes y ahora tienen 30 años, y se pueden desenvolver solos.
EN EL AULA
El 90% de los chicos con síndrome de Down tiene problemas para integrarse en las aulas de una escuela común, según un sondeo realizado por la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra).
En la ciudad de Buenos Aires, cerca de 5100 alumnos con discapacidad asisten a escuelas especiales, mientras que unos 11.000 están integrados en escuelas comunes. Hay 1000 maestros trabajando en la integración, un 32% más que en 2007, según datos del gobierno porteño.
PARA SABER MAS
Selec
http://www.equiposelec/. com.ar
Sede Flores
(011) 4631-9069
Sede Palermo
(011) 4826-8419
Fuente: lanacion.com.ar

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