En la universidad española se puede obtener un título sin haber hecho nunca una exposición oral (hablar en público) y no se suele valorar en el curriculum la participación en clase, que necesariamente conlleva aprender a pensar y comunicar.Conseguir una escritura eficaz y una comunicación precisa requiere un aprendizaje y unas técnicas desde los niveles inferiores de la enseñanza.
El salto de la mera preparación, de un conocimiento informado, a una apreciación crítica de las cosas, a la formación profunda, puede resultar una ambición inalcanzable, pero hay que perseguirla con ahínco a través del estudio continuo, del estímulo del hábito de la atención, del arte de la expresión y del pensamiento crítico.
Los políticos comunican mal, pero también, por poner sólo unos ejemplos, los ingenieros, pedagogos, médicos, periodistas y hasta los historiadores. Desarrollar los poderes del razonamiento, del análisis y de la comunicación no es algo que se estimule mucho entre nosotros, dominados como estamos por la mentalidad de los tecnócratas y economistas, que animan a obtener beneficios inmediatos, con un desconocimiento supino de lo que significa organizar la enseñanza a largo plazo.
Y será difícil salir de ese pozo (aunque nos alumbre el sol y se siga con el tópico de que en ningún país del mundo se vive como en España. “Madrid is fun”)".
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Julián Casanova, historiador, Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, en su página de facebook.
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