Hoy me gustaría comenzar el artículo con algunas preguntas poderosas; ¿Os habéis planteado la enorme sabiduría y poder que reside en vuestro interior? ¿Sois capaces de dimensionar los logros que podríais conseguir si conociérais la verdad de lo que sois? ¿Sois conscientes de las capacidades, dones y talentos únicos que poseéis? Intentaremos dilucidar éstas y otras cuestiones que forman parte integral de la realidad del ser humano, y de forma más concreta trataremos el conocimiento y la motivación interna como mecanismos capaces de detectar las más hondas necesidades de la persona.
Está comprobado que las personas utilizamos una ínfima parte de nuestra capacidad cerebral, se cree que de un 5-10% es usado de manera regular, y entre un 10-15% es utilizado por personas con altas dosis de creatividad, genialidad y visión holística. ¿Y que hay del 85% restante? ¿Es acaso una zona inabarcable y de acceso vetado? La realidad del asunto es que a menudo se minusvalora y desprecia la sabiduría interior y la intuición de detectar con precisión, cual es el campo que se adecúa a nuestros talentos, capacidades y visiones. Fruto de ésto, se dificulta tremendamente la capacidad de extraer el jugo del potencial humano, debido a que solo se ensalza un conocimiento externo de la realidad, datos, saberes, disciplinas, y sin embargo, se descuida la realidad interna, aquella desde donde emana el verdadero conocimiento, las verdaderas motivaciones y principios, el verdadero YO.
Nada que proceda de fuera puede solucionar nuestras motivaciones, pasiones y propósitos. No hay nada externo que nos proporcione siquiera un atisbo de aquello que realmente nos puede satisfacer a un nivel más profundo de realización plena. Nuestra sociedad a menudo minusvalora lo interno, debido a que no se puede extraer nada tangible, nada aprovechable en términos de explotación inmediata. Lo interno supone un mundo por descubrir, una realidad multidimensional de posibilidades en donde todo puede cobrar vida. No hay una limitación predeterminada que anule el potencial del desarrollo humano, son nuestros condicionamientos y nuestros miedos los que impiden la manifestación de nuestro potencial y de las grandes ideas que podemos desarrollar.
El conocimiento y la motivación interna preceden al éxito externo. No podemos invertir el proceso. Se requiere conocerse en profundidad, saber de manera certera nuestras pasiones y la vía concreta para manifestarlas. Cuáles son nuestros principios y nuestros valores más profundos, desde los cuales, poder realizar nuestros sueños y propósitos. Necesitamos tener unas raíces sólidas, profundas y fuertes que constituyan la base de la pirámide de la autorrealización y el progreso humano. Trabajando en el aspecto interno de lo que somos lograremos detectar con mayor precisión aquello que nos puede motivar a realizar una acción masiva.
Ser conscientes y estar presentes nos puede ayudar también a lograr un mayor grado de autocontrol, decisión y autoestima. Ser consciente de algo requiere un alto estado de presencia y alerta. Esto quiere decir, que para poder captar un nuevo paradigma constructivo que nos ayude a mejorar, primero debemos ser conscientes de ese paradigma, de las posibilidades que ofrece, y estar abiertos al cambio. La presencia nos permite captar la esencia misma de lo que se nos está diciendo sin pasar por ningún filtro de creencias determinadas que condicionen el mensaje que recibimos. Al estar verdaderamente alertas al mensaje entendemos con mayor exactitud la naturaleza del mismo, y por tanto, la capacidad de progresar y crecer es mayor.
Está en nuestras manos alcanzar grandes metas, anhelos y propósitos. Nuestro interior posee las claves para desentreñar nuestras motivaciones y capacidades poniéndolas debidamente en práctica. ¡Liberemos nuestro potencial! ¡Podemos hacerlo!
“Las victorias privadas preceden a las públicas. No se puede invertir este proceso, así como no se puede recoger una cosecha antes de la siembra. El proceso de cambio siempre es de adentro hacia afuera”.
(S. R. Covey)