Revista Viajes

El poder de la Sidra y un paseo rápido por Gijón

Por Tevatelleva @tevatelleva

Estacione en la zona conocida como “Campo Valdés” y lo primero que me encontré mientras me dirigía hacia el casco histórico fue la “Iglesia de San Pedro Apóstol Mayor”, al inicio de la playa de San Lorenzo cuya avenida marítima se extiende a lo largo de nada más y nada menos que 5km. La historia cuenta que Jovellanos paseaba por aquí mientras pensaba como arreglar el mundo y llevarse bien con el Rey. Yo pensaba en lo cansada que estaba y que la visita que me iba a disponer a realizar requería de todas mis fuerzas. Pero una vez aquí, a los pies del barrio de Cimadevilla, decidí adentrarme en lo que fue testigo y protagonista de los acontecimientos más importantes de Gijón, desde la fundación romana, los conflictos medievales, la creación del puerto, el nacimiento y obra de Jovellanos o los inicios de la industrialización.

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Llego hasta la “Plaza del Marqués”, presidida por el monumento al infante “Don Pelayo”, erigido en 1891 como homenaje al primer rey de la Monarquía Asturiana y figura central del escudo de la ciudad. Acapara mi atención, en uno de los laterales de la plaza, el “Palacio de Revillagigedo” de apariencia medieval por sus torres almenadas, pero de estilo barroco. En su interior se encuentra un centro Internacional de Arte Contemporáneo. Sigo andando y se dislumbrán restos de la puerta de la Muralla Romana en la calle Recoleta. Estoy en la zona más antigua de la ciudad con partes de muralla visible e invisible, un museo al aire libre y gratuito. La puerta se integra dentro de los elementos ya visibles de la muralla con la que los romanos fortificaron Gijón en su época. Sobresale la “Torre del Reloj”, levantada en 1989.Su interior alberga una exposición permanente sobre la historia de la ciudad. Estaba cerrado el acceso y no pude subir a su 6ª planta desde donde se obtienen unas buenas panorámicas.

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En pleno barrio marinero se ubica, junto a la “Casa Natal de Jovellanos” , la “Capilla de los Remedios”. En su panteón reposan los restos de Gaspar Melchor de Jovellanos, un español reformista que sufrió el destierro y la incomprensión de Godoy y los Reyes. Como anécdota merece la pena mencionar que Jovellanos quería ser enterrado entre sus paisanos, sin lápida ni distinción alguna hacia su persona. Tal y como es normal en la España, se respetaron sus deseos…;) Llego hasta la “Plaza Mayor”, una estructura porticada homogénea de tres lados donde se levanta el Ayuntamiento, contrastando este último con el bonito color rojizo de los lados de la plaza. Es aquí donde aparece la tentación en forma de botellas de sidra. Innumerables sidrerías despertaron mi deseo y finalmente accedí a dos de ellas donde, a la par que degustaba unos pinchos y unos culines, di una tregua a mis pies.

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Tras un largo rato, decidí emprender el camino. Pero lo único que podía hacer era regresar al coche y descansar. Con un buen sabor de boca, y nunca mejor dicho, me dirigí hasta el coche. Tropecé con algunas esculturas. Entre ellas la estatua de “Octavio Augusto”, emperador romano, con el Palacio Valdés y la Capilla de Guadalupe como fondo. Justo al lado se sitúan el Museo de las Termas Romanas. Pero a estas horas y con el “gustirrinin” del calorcito de la sidra en mi cuerpo decidí marchar al hotel y volver a Gijón en otra ocasión para dedicarle el tiempo y las fuerzas que  merecen.

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