Son muchos los momentos al cabo del día en los que dialogamos con nosotras mismas, ya sea tratando de solucionar un problema laboral, mientras hacemos la compra, o cuando reflexionamos acerca de una decisión que hemos tomado o que queremos tomar. El autodiálogo constituye una forma de pensamiento que desarrollamos de una manera inconsciente o automática, pero que refleja la manera en que interpretamos nuestras circunstancias y de qué manera reaccionamos ante ellas. Y en nuestra práctica de running, el uso de este auto-diálogo o del auto-habla no es una excepción.
Muchas de nosotras probablemente ya somos conscientes de que dialogamos con nosotras mismas (de manera interna) mientras corremos. Frases o expresiones del tipo “hoy me siento ligera”, “venga va, sigue un poco más”, “controla la respiración” o “no puedo más”, “esto de correr no es lo mío”, son algunos ejemplos de mensajes que pueden aparecer durante nuestras sesiones de carrera y que constituirían nuestra “auto-habla atlética”.
Podemos encontrar diferentes tipos de auto-habla, pero a nivel general se suele categorizar en tres tipos: auto-habla motivacional, auto-habla instruccional y auto-habla negativa. El auto-habla motivacional se caracterizaría por mensajes dirigidos a mejorar la autoconfianza, generar una actitud positiva, fomentar el esfuerzo, y a la autovaloración. Algunos ejemplos serían mensajes del tipo: “venga que puedes”, “ánimo”, “no te rindas”. El auto-habla instruccional, englobaría aquellos mensajes dirigidos a la mejora técnica o táctica. En este caso instrucciones como “aplica fuerza en la salida”, “bracea más”, “levanta las rodillas” o “controla la respiración” serían ejemplos de este tipo de auto-habla. Finalmente, el auto-habla negativa haría referencia a aquel tipo de mensajes de crítica y reproche que irían en contra de la consecución de nuestros objetivos. Algunos ejemplos serían: “qué torpe soy”, “no puedo conseguirlo”, “nunca correré tan rápido”, etc. De este modo, los dos primeros tipos de auto-habla irían a favor de nuestro rendimiento, motivación o persistencia y hacia generar emociones positivas; en cambio, el auto-habla negativa probablemente nos generará ansiedad, duda, y consecuentemente, empeorará nuestro rendimiento.
Asimismo, la literatura científica parece apoyar la idea que el primer tipo de auto-habla (motivacional) sería más efectivo para las tareas que requieren esfuerzo, resistencia, y el auto-habla instruccional, sería más eficaz para tareas de precisión. En este sentido, podría parecer que en el running sería más adecuado el uso de auto-habla motivacional, para que nos impulse a seguir esforzándonos ante la fatiga (y gestionar así el sufrimiento ). No obstante, darnos instrucciones técnicas (de cómo tenemos correr en un momento determinado) nos obliga a focalizar la atención hacia la ejecución y no hacia las señales desagradables de cansancio que nos pueden conducir a bajar el rendimiento, resultando también una buena estrategia a considerar.
Así pues, tomar consciencia del tipo de mensajes que nos decimos internamente y en qué momentos nos los repetimos, será el primer paso para poder utilizar el auto-habla como una estrategia que juegue a favor nuestro. Pero ¿de qué manera podemos mejorar nuestra auto-habla? De acuerdo a Mikes (1987), habría que seguir 6 normas para crear una auto-habla que mejore nuestro rendimiento:
Utiliza frases cortas y específicas.
Utiliza la primera persona del presente.
Construye frases positivas.
Repítete las frases con intención y atención.
Háblate amablemente.
Repítete las frases con frecuencia.
Cambiar el propio diálogo interno, especialmente cuando lo tenemos automatizado no se trata de una tarea sencilla, sino que requiere en primer lugar, como destacábamos, de una toma de consciencia del propio diálogo actual. En segundo lugar, implica un esfuerzo dirigido a reformular nuestra auto-habla (adaptándola a las directrices que acabamos de numerar). Y finalmente, implica una aplicación sistemática. Es importante entender que si el entrenamiento para mejorar la condición física supone esfuerzo, constancia, dedicación y perseverancia, el entrenamiento para la mejora de los aspectos psicológicos requiere de lo mismo para poder ver sus frutos. Además, una vez aprendamos a formular una auto-habla ajustada para correr, nos puede resultar muy útil para formularla también en otras situaciones cotidianas.
Os animo, pues, a que intentéis poner a vuestro servicio el poder de las palabras.
Por Eva Parrado – Experta en psicología del deporte para EDC
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