Revista Cultura y Ocio
Crítica. Música. –“El poder de los hombres de negro”THE STRANGLERSSala Albéniz, Gijón.Viernes 4 de abril de 2014.
Cierto es que el paso del tiempo cercena muchos de los impulsos más primitivos y que, hablando de algo como el punk-rock, esa erosión marca como ninguna otra cicatriz. Sólo se puede resolver la tesitura otorgando al show un aire de vitalidad, un oxígeno interior que Stranglers en una distancia tan corta –todo un privilegio- fueron capaces de entregar. No hablo sólo de una de esas entradas imparables con tres absolutas maravillas como “Toiler on the sea”, “No more heroes” (himno tan absoluto que puso a sus pies hasta al David Bowie contra quien fue concebido) y “Was it you?”, sino de uno de esos conciertos donde estos perros viejos ofrecieron todo lo que tenían con entrega, brillantez, credibilidad y un talento que siempre les distanció del resto de su generación. Daba gusto contemplar a un Dave Greenfield, ya sin su bigote y esas pintas a lo Frank Zappa que siempre se gastó, en plena vida sexagenaria, disfrutando hasta el límite y dándose un buen lingotazo a su cubata mientras repasaba el pop sofisticado, elegante, de “Golden brown”, un muy intenso “Midnight summer dream” o los siempre necesarios “Peaches” o “Nice´n´sleazy”. El bajo de Burnel es como un terremoto bajo el cual la explosión punk se quedó en un pequeño fuego de artificio. La excelencia –sorprendidos ante la respuesta de un público entendido y conocedor del repertorio- llegaría con sorpresas como un espontáneo “Walk on by” realmente alucinante y pocas veces abordado desde la deserción de Hugh Cornwell, o ese “All day and all of the night” donde rinden tributo en forma de versión a dos de sus más grandes influencias, pequeñas ante el enorme legado que consiguieron levantar con un espíritu adolescente y fuerza de perros viejos. Tenerlos a centímetros, con la franca verdad que siempre suponen las distancias más cortas, otorgó un placer real para quienes quisieron acercarse y casi llenaron la sala gijonesa.
El Gijón Sound Festival se enriqueció con la aportación de una banda que quizás en España (a pesar de haber brindado en su día un tema como “Spain”) no alcanzó los topes que les situaron en su país como algo tan grande que sólo Queen pudo superarles en entradas en singles de grandes éxitos.
No, no tocaron “La folie”, algo que hubiera sido realmente una locura, y apenas abordaron la etapa post-Cornwell, algo que sí se atreven en sus conciertos británicos, pero la actuación de ayer, plena de una inusitada fuerza, nos devolvió a una de las formaciones que recuerdan el valor de una historia a reivindicar. Un “Always the sun” coreado por un público que ya había dejado la cuarentena tiempo ha, y que se reencontró con sus momentos más salvajes y peligrosos en un instante, valió por todos los momentos tratando de revertir el inexorable reloj del tiempo. En ese diálogo con el público que sólo puede ser explicado en unas distancias tan cortas como las que un local como la Albéniz es capaz de aportar, los Stranglers se crecieron y entregaron los brillos que les han convertido, a través de una vida intensa y plena, en uno de los nombres más grandes de la historia del rock. En una leyenda que, cuatro décadas después, se alza como un monumento a las virtudes del inconformismo, de modos de vida e independencia perdidos en los convencionalismos de unos tiempos trazados por un libro conservador y de la creación con el aliento de los más grandes de la historia, entre quienes tienen reservado un lugar fundamental.
MANOLO D. ABADPublicado en el diario "El Comercio" el domingo 6 de abril de 2014 http://www.elcomercio.es/v/20140406/cultura/poder-hombres-negro-20140406.html