Revista Sociedad

El poder de una imagen

Publicado el 14 diciembre 2021 por Salva Colecha @salcofa

Si una cosa es inapelable hoy en día es el poder de una imagen, creo que aquello de “una imagen vale más que mil palabras” es verdad. Ya puedes empeñarte en describir algo, si tienes la oportunidad de enseñarlo lo mejor que puedes hacer es coger de la mano a tu interlocutor y decirle “mira, es esto”. De ahí el espeto y el aprecio que les tengo a los que se juegan el cuello para enseñarnos esa foto, esa imagen que se quedará en nuestra retina y que hará que nos hagamos una idea de lo que ocurre, sin más. Es la épica de personajes como Ricardo Macián (felicidades por el Berlanga del otro día) y ese poder de hacer que traspasemos el celuloide, el superpoder de tomarnos de la mano, llevarnos a Afganisthan y decirnos “mira, es esto”. Los admiro.

Igual puede que sea porque me gustan las fotos por lo que siempre me ha encantado mirar el National Geographic y sus fotos a todo color. Aunque seguro que si te digo que me cites una foto de ellos rápidamente te saltará a la cabeza aquella de la “niña afgana” allá por 1985, aquella belleza, aquellos ojos que nos lo decían todo a través del papel… Y si estás un poco puesto me dirás que se llama Sharbat Gula y que era una refugiada que huía, mira por donde, de lo mismo de lo que huyen tantos miles hoy en día en el mismo lugar. Puede que ahí acabe todo, como lo era en mi caso y en la gran mayoría de nosotros. Vemos la foto, se nos queda en la retina y tendemos a pensar que la cosa se reduce a eso, a una imagen estática. Que todo queda congelado en ese momento y queda impertérrito, como esperando a que volvamos a mirarla otra vez, como si el tiempo se parase en ese instante. Queremos pensar eso porque admitir que cada uno siguió su camino y que no volverá llega a doler muy adentro.

Aunque a veces, solo unas pocas, los retratados vuelven a pasar ante nuestros ojos y nos hacen replantearnos muchas cosas como si de verdad hacemos algo para que este mundo se mueva o si resulta que los estáticos somos nosotros y no las fotos. Resulta que el otro día el gobierno Italiano anunciaba que había dado refugio a Sharbat Gula, la misma niña que salió en las fotos que dieron la vuelta al mundo. La misma que lleva toda la santa vida, más de 36 años, huyendo sin que nada para ella haya cambiado. Continúa perseguida por los mismos a pesar de que el escenario se haya movido. El mundo sigue igual, nada ha cambiado pero la vida ha llenado de arrugas y de experiencia a Sharbat. Deberíamos pensar sobre ello. Sobre la niña de la portada sí. Pero también sobre otras tantas fotos que vimos y que quedaron ahí, sin pensar que fue de ellos, de sus familias, de sus sueños, de la vida que pasa mientras nosotros nos quedamos mirando.


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