La mejor manera de agradecer es hacer de DIOS parte de nuestra vida diaria, no solamente con las situaciones grandes, en un momento o día determinado, es demostrarle que lo necesitamos hasta en las situaciones más sencillas de nuestra vida diaria, como encontrar las mejores ofertas, al ir conduciendo el vehículo, al querer aparcar en un buen puesto, es simplemente darle la entrada a nuestras vidas diciéndole: Señor te por favor ayúdame a encontrar esa oferta que necesito, Señor llévame con bien hasta mi destino, Señor muéstrame donde está el lugar perfecto para aparcar mi coche. Ya que Él por ser un caballero nos da el espacio y espera a que le invitemos a que entre a nuestras vidas, espera a que le demostremos que le necesitamos.
Ahora entiéndase que al referirme necesitar lo hago en función a pedirle que nos acompañe día a día, a que le queremos junto a nosotros ya que sin Él somos prácticamente nada. El agradecer es la memoria del corazón.
Y ¿cómo se lo demostramos? De la manera más sencilla que existe, dándole gracias por nuestra vida, por darnos un día más de vida, dar gracias por dejarnos compartir con los que amamos, nuestro cónyuge, hijos o simplemente por disfrutar de otro día de sus maravillas y milagros.
Comencemos a agradecer por todo lo bueno y malo que tenemos en la vida, porque hasta de lo negativo sacamos una experiencia y esta puede terminar siendo positiva.
Al despertarnos demos gracias a Dios por un nuevo día y al acostarnos demos gracias por todo lo que en el día obtuvimos. Y disfrutemos de las Bendiciones que Dios nos tiene, porque para todos hay. Feliz y bendecido día estimado lector.