Revista Creaciones

El poder del mar

Por Ripu77

Leer, hundir los pies en la arena y cargar tesoros de conchas y piedras preciosas. Quizá antes eran botellas de cerveza lanzadas al mar. Reconvertimos, revaloramos, miramos con ojos distintos. Pasear con restos de sal en la piel y en los labios, agarrando el sombrero de paja porque vuela. Recuerdas que una vez más olvidaste coserle la cuerda que lo sujeta. Tropezarse con frases de Laura Ferrero, “se deja de existir en el preciso instante en que se finge la felicidad”. Dejar caer las lágrimas que rememoran lo que duele, lo recién perdido, lo añorado. Porque no debe fingirse aunque la brisa marina te despeine y te susurre “afortunada, afortunada…”. Y entonces regresa a ti Lighea, la sirena de Lampedusa, por el susurro y la locura, y quieres releerlo en el momento. Comerse una paella con vistas a la playa aguantando el punto de oleaje que te produce el vino blanco. Retenerlo en la boca, saborearlo. Saber que te va a hacer flotar y así dejarás de llorar. Colgar stories y selfies y fotos pensadas a conciencia, porque eres tú y te da la gana hacerlo. Escuchar audios de amigos queridos que te querrían en Logroño. Tú miras el horizonte rebosante de barcas y los piensas, al poeta y la lectora. Pensamientos silenciosos, no se lo digas, lo sabrán aunque no lo escribas. Enviar un mensaje a alguien que echas de menos, para que sepa que sigues ahí, sin importar el desánimo que marca tus ojeras. Almudena Sánchez decía en Fármaco que “la tristeza va contra el protocolo y contra el mundo. La tristeza es una revolución y altera a los felices. La tristeza son gestos mundanos: un párpado hinchado.” Es un mensaje importante si te confiesas gris aunque brille el sol. Es un mensaje valioso si al otro lado no le estorba tu melancolía. De ahí llegas a Mariana Enríquez porque haces tuyas sus palabras. “Entiendo perfectamente los privilegios de mi vida y la frivolidad de mi melancolía; me permito la amargura por todo lo que no es importante, porque también se lo merece y no puedo evitarlo, ni siquiera una mañana de primavera en Highgate.” No estás en Highgate sino en la Costa Brava. Igualmente te permites la melancolía de esos pequeños instantes con el pelo mojado. Porque sí. Porque tú quieres. Porque tienes derecho al abatimiento le pese a quien le pese. Tarareas canciones con los escarpines llenos de arena, con una media sonrisa y la toalla enrollada abrazando tu humedad. Esos microsegundos de felicidad son los que aprovechas para capturar imágenes. Este texto sin pausas, con pensamientos arrojados de dicha y de llanto, me define. Debe ser el poder del mar que cantaba Facto Delafé y las Flores Azules. El poder del mar. Hoy gano, tú ganas, ganamos los dos. Hoy gano, tú ganas. Esto no se para. Esto no se para. Esto no se para. Esto no se para.Aunque una esté triste o no lo esté. 

El poder del mar

Calella de Palafrugell, Agosto 2021.


(Dadle al play a Delafé_enlace en el texto)

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