Nuestro cerebro es un órgano vivo que sufre cambios continuamente, se transforma y se adapta en función de lo que vemos y oímos gracias a la neuroplasticidad que, activa toda la vida, hace que sean posibles esos cambios hasta la muerte.
Nuestro cerebro funciona como una pelota interocnectada donde existen diferentes regiones encargadas de decodificar diferentes informaciones.; almacena recuerdos, equilibra emociones y decide que conducta es adecuada en cada momento, qué estímulos de los que le llegan son merecedores de mas atención y cuales de ninguna en absoluto. Sin embargo, a veces, algunas áreas están activas cuando deberán estar en reposo en condicionen normales y eso significa…que funciona mal.
Si la palabra es el lenguaje del cerebro es lógico pensar que acabe dejando una huella a base de repetirla. Y ya sabemos que el cerebro cambia en función de lo que absorbe.
Si observamos la región conocida como el cerebro emocional : el sistema límbico…justo ahí convive una estructura llamada Amigdala que procesa situaciones como las del miedo, o las de peligro. Y el hipocampo es el órgano de la memoria y de la especialización en recuerdos de vivencias traumáticas y de las fobias. Eso hace que exista una hiperactividad del sistema limbico a nivel de estímulos que presuponen peligro cuando realmente…deberían estar en reposo.
La psicoterapia y los tratamientos farmacológicos han demostrado poder funcionar de forma paralela y solucionar conjuntamente este tipo de alteraciones del comportamiento. Aunque en realidad, el que más resultados ofrece es el psicoanálisis.
Y el secreto del éxito del psicoanálisis esta en el silencio del psicoanalista.El paciente… tiene que profundizar en su cerebro hasta extraer conclusiones necesarias con ayuda del analista para que esas técnicas psicoterapéuticas tengan un impacto claro sobre el funcionamiento cerebral.
La fuerza de la repetición y de esa búsqueda de escenarios que nos han marcado a lo largo de nuestra vida esla responsable de que funcione esa terapia cognitivo-conductual, repetición que hace que se consiga una nueva huella cerebral, una huella menos dolorosa y adaptada a nuestro nuevo YO.
El cerebro cambia en función de lo que vemos, oímos, hacemos o decimos. Es por ello que la terapia psicológica y los tratamientos farmacológicos conjuntamente podrían ser grandes aliados a la hora de esos cambios positivos…
Pero cambiar de manera positiva la huella de la palabra en nuestro cerebro es la solución
y el secreto esta…en el poder del silencio.
“Hay personas que conciben la felicidad no como placer y alegría, sino como un vivir con el sufrimiento. Se acostumbran a el dolor. No pueden olvidar…
Y uno solo olvida…cuando deja de ver. Solo hay que tomar una decisión salvadora y alejarse.
Una decisión que aunque parezca de cobardes es…de muy valientes.”