Revista Insólito

El poder mágico de los gatos

Publicado el 01 junio 2018 por Redespress60

A nadie escapa que la naturaleza de los gatos, ha estado siempre envuelta en un halo de misterio. Son muchos los rasgos de su conducta que a menudo esquivan las explicaciones. En el mundo no faltan amantes de los gatos, pero, estos felinos que a muchos inspiran asombro y veneración, también tienen sus detractores, a menudo influídos, sin saberlo, por supersticiones que provienen de culturas remotas. Por alguna razón, la naturaleza de los gatos nos desconcierta, y eso ha hecho que estos animales, venerados como dioses en algunas culturas, hayan sido perseguidos en otras como seres diabólicos…

El poder mágico de los gatos

Evolución en la historia

Desde tiempos inmemorables el gato ha sido parte indispensable del mundo paranormal, se dice que las brujas utilizaban a estos animales para comunicarse con los demonios y realizar sus pactos sacrílegos, sobre todo los gatos negros, por lo que alrededor de ellos se ha conformado infinidad de leyendas. Además según algunas tendencias mítico mágicas, el gato es una herramienta o puente energético para drenar o direccionar algún tipo de energía o conjuro; este animal es también muy importante en las culturas mágicas de Brasil como el Quimbanda o el vudú.

La civilización egipcia, la más esotérica de las culturas antiguas, sintió un respeto reverencial por los gatos. Domesticados hacia el 2.800 AC, debido a su gran habilidad para mantener los templos y hogares libres de roedores, estos felinos fueron divinizados en una de las deidades más conocidas del Egipto faraónico, la diosa Bastet, que era representada con cabeza de gata y contaba con una ciudad propia, Bubastis, ubicada en el delta del Nilo.

Entre los atributos de la diosa gata estaba ser guardiana de los hogares, defensora de los hijos y representante de la dulzura maternal y de la abundancia. Los antiguos egipcios sentían tal devoción hacia estos felinos que, si se producía un incendio, lo primero que se debía poner a salvo eran los gatos del hogar. Y cuando moría uno de ellos, la familia le dedicaba un duelo especial, como si de un pariente querido se tratara (el historiador griego Heródoto asegura que los moradores de la familia, principalmente el cabeza de familia, se rapaban las cejas en señal de duelo, antes que el animal fuera momificado y sepultado).

Los comerciantes fenicios habrían sido los que introdujeron los primeros gatos domésticos a Europa, aunque otros afirman que fueron los antiguos griegos, que asimilaron a la diosa egipcia Bastet a su deidad Artemisa. Los celtas, otro pueblo aficionado al mundo oculto, creía que los misteriosos ojos de estos felinos eran la puerta que conducía al mundo de las pequeñas criaturas –principalmente de las hadas- y que la cercanía de los gatos podía ponerlos en contacto con seres del otro mundo.

En Japón, los gatos llegados a las islas hacia el siglo X desde China, vivían en el interior de pagodas y templos, ya que, además de ser considerados animales de buen augurio y portadores de vibraciones positivas, protegían los manuscritos sagrados de la voracidad de los ratones. Se cuenta que Confucio tenía un enorme gato como animal de compañía y en algunos países del Oriente se creía que poner una estatua de porcelana de un gato en las puertas de las casas constituía un símbolo protector. En la India se adoraba a una diosa-gata, que se asociaba con la fertilidad, e incluso el profeta Mahoma, en pleno siglo VII, poseía casi una decena de gatos y solía predicar con Muezza, su gata favorita, entre los brazos.

El poder mágico de los gatos

De sagrados a perseguidos

Fue a mediados del siglo XIII, en plena Edad Media, cuando, de ser considerado un animal sagrado y protector, este astuto e independiente animal pasó a ser visto como una criatura diabólica (en cualquier acto que se considerara maléfico y demoníaco la iglesia detectaba la presencia del gato y en algunos países eslavos y balcánicos se asociaba a los gatos con los no-muertos, los temibles vampiros.). Así, comenzó una verdadera masacre que estuvo a punto de provocar su extinción.

En unas cuantas décadas fueron millones los gatos asesinados (los gatos de color negro y pelaje corto eran los más temidos) y la mortandad alcanzó tal nivel que entrado el siglo XIV apenas quedaban felinos en las grandes ciudades y pueblos de la época. Esta situación, creada por la proverbial y endémica estupidez del ser humano, provocó indirectamente la peor pandemia de toda la Edad Media: La temida peste negra. En 1348, supuestamente en la India, aparecieron los primeros brotes de la enfermedad, pasando después a Crimea y, desde allí, a bordo de numerosas naves genovesas cargadas de ratas, se extendieron primero a Italia y, más tarde, a gran parte de Europa.

El exterminio de los gatos europeos, depredadores por excelencia de los roedores, pero considerados como supuestos colaboradores del demonio y de las brujas, provocó que las ratas pasearan a sus anchas por pueblos y ciudades, contagiando a todos sus habitantes. La cifra aproximada de muertos ocasionada por la peste negra, que se extendió entre 1348 y 1375, fue de 25 millones de personas.

A mediados del siglo XVII el gato recuperó progresivamente su lugar de privilegio en nuestra sociedad, ya fuera como cazador de ratas o animal de compañía (el rey francés Luis XIII, llamado “El Justo” y gran amante de los animales, prohibió y castigó la matanza masiva de gatos, iniciativa que se extendió a otros países europeos). Durante esta misma época se comenzó a creer que enterrar el cadáver de un felino durante la edificación de los edificios podía servir para combatir los espíritus malignos y la mala suerte (en el subsuelo de históricos edificios de Europa, como la Torre de Londres, por ejemplo, se han encontrado numerosos restos de estos animales).

El poder mágico de los gatos

Percepción extrasensorial

La superstición más popular con respecto a los gatos afirma que estos felinos de mirada fosforecente y de pupilas verticales que se ensanchan en la oscuridad tienen siete vidas, aludiendo a su independencia y su portentosa morfología que lo convierten en un superviviente nato, tal y como lo demostró en las crueles masacres medievales y renacentistas.

Sin embargo, son numerosos los autores, como el periodista británico Dennis Bardens, autor del libro “Poderes secretos de los animales”, por ejemplo, que afirman que el gato posee una desarrollada percepción extrasensorial, que se manifestaría en cuatro habilidades: La premonición o conocimiento anticipado de acontecimientos funestos; orientación geográfica instintiva; telepatía o comunicación mente a mente y la percepción de fantasmas y seres de otra dimensión.

Con respecto a las otras cualidades paranormales atribuidas a los gatos, se cree que los gatos son capaces de desarrollar un fuerte lazo mental con sus propietarios y pueden anticipar cuando sus amos están a punto de llegar a la vivienda y predecir sucesos funestos que puedan afectarlos. Se dice también que los gatos son capaces de reciclar energías negativas en los hogares. A ello se debería que acostumbran a sentarse y descansar en determinados lugares de la casa, donde captan estas impregnaciones negativas, transformándolas y eliminándolas finalmente de las casas.

Algunos estudios científicos postulan el poder terapéutico y sanador de los gatos, afirmando que el simple hecho de acariciar a un gato eliminaría el estrés y la negatividad, aportando calma y quietud, mejorando el nivel cardíaco y contribuyendo a la salud física y psíquica del ser humano.

Los gatos también muchas veces se comportan de forma aparentemente extraña o se quedan mirando fijamente la nada, totalmente concentrados, aunque esto se debería a su capacidad de ver seres y objetos de otras dimensiones, que no serían perceptibles para la mayoría de personas. Por ello, algunos médiums los consideran en extremo útiles para percibir entes y espíritus y ser una especie de nexos entre el mundo de los vivos y el de los muertos, sin mencionar que también tienen un talento natural para captar diferencias en los campos magnéticos y detectar alteraciones eléctricas.

La metafísica moderna en base a sus experimentos ha determinado que la capacidad psíquica de algunos animales va más allá de las cualidades comunes de cualquier médium o iniciado, según Walter y Mary Jo Uphoff, en su libro “Nuevas fronteras Psíquicas” aseguran que los Anpsi (Fenómenos psíquicos animales) son muy comunes en los gatos domésticos permitiéndoles observar e interactuar con fantasmas de seres humanos y de otros animales.

El poder mágico de los gatos

El folclore

Las creencias sobre las propiedades de los gatos cambian en cada país. Pese a su relación directa con la brujería, en el Reino Unido los gatos negros son considerados desde hace siglos portadores de buena suerte, todo lo contrario de lo que sucede en España, Italia, Portugal, Sur de Estados Unidos y algunos países iberoamericanos.

En el mundo rural se cree que si un gato nos precede en el paso es augurio de buena suerte, pero si se nos cruza por delante simboliza lo contrario (si se cruza de derecha a izquierda, es mucho peor que si lo hace de izquierda a derecha).

Y en los países sajones y los germánicos se cree que si el gato es de color negro, pero tiene alguna mancha blanca sobre su pelaje, es portador de buena suerte y se convierte en amuleto protector.

Los gatos y el Feng Shui

El feng shui es un antiguo sistema filosófico chino de origen taoísta basado en la ocupación consciente y armónica del espacio, con el fin de lograr de éste una influencia positiva sobre las personas que lo ocupan. Expertos en Feng Shui consideran que los gatos:

1- Sienten atracción por los campos contaminados de energía. Recomiendan buscar el lugar donde duermen los gatos. Los gatos duermen en los lugares con mayor carga negativa.

2- Liberan la sobrecarga energética que tienen los aparatos electrónicos: móviles, aparatos de música etc. Los que tienen gato saben la fascinación y atracción de permanecer o dormir cerca de estos aparatos.

3- Son capaces de localizar malas vibraciones y transmutarlas mientras que el ser humano presiente que algo va mal ellos localizan esas energías, tienen una percepción extraordinaria.

4- Los gatos son creadores de energía yang y son sanadores, no cabe ninguna duda de ello.

5- Intentan transmutar nuestra mala energía que sienten que tenemos acumulada para poder transmutar nuestra energía interior. Tienen glándulas que despiden olor en varias partes de su cuerpo, cuando se frotan contra nosotros nos quieren decir que le pertenecemos y lo hacen cuando se sienten felices y en paz es una señal de mucho afecto. Un signo de aceptación mutua y también es una ayuda que nos ofrecen para poder administrar mejor nuestra energía. Es sanador y ellos logran que tengamos nuestra energía en armonía que sea la adecuada.

6- Actúan a través de su intuición y se colocan donde la energía no está equilibrada Cuando las emociones y la energía se desequilibran el ying y el yang están descompensados estas corrientes energéticas nos desarmonizan y nuestra mente y nuestro espíritu están mal. Podría compararse con los puntos de acupuntura. Ellos saben dónde están y los sanan

7- Es común que se acuestan en la cabecera de nuestra cama o incluso que busquen estar encima de nuestra cabeza, lo hacen cuando hay algún conflicto que tenemos que resolver o muchas preocupaciones.

8- Si nos duele algo ellos se acercarán a esa zona y se tumbarán o rozaran para ofrecernos su energía sanadora.

9- Su ronroneo ayuda a sanar más rápidamente fracturas, esguinces y distensiones musculares, proporcionan una energía relajante.

10- Nos ayudan a ir a nuestro interior. Los elegantes movimientos del gato están para observarlos, son una belleza, una obra de arte para que los imitemos y es aconsejable hacerlo, imitar sus movimientos al despertar para que sanemos partes de nuestro cuerpo, estirar todos los músculos, desperezarse, bostezar ampliamente es un gran obsequio que la Naturaleza nos ofrece.

11- El gato es un gran regalo que la naturaleza nos ofrece para disfrutar, sanar y enriquecernos física y emocionalmente, para sanarnos.

12- Cuando ven a su dueño su cerebro se activa y segrega las mismas sustancias que cuando nosotros estamos enamorados.


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