A veces podemos ser egoístas con nuestro conocimiento.
A veces podemos pensar que nuestro valor está en ese conocimiento, un valor que creemos diferencial y que podemos temer perder si lo compartimos.
A veces podemos estar equivocados, muy equivocados...
El conocimiento es valioso, muy valioso, en eso estoy plenamente de acuerdo.
Pero atesorar ese conocimiento de forma egoísta es un error. Y no ya desde un punto de vista ético o de valores, que también, sino incluso desde una perspectiva práctica y casi egoísta.
Compartir el conocimiento no sólo hace que este sea visible y nos haga relevantes ante los demás, no sólo nos puede hacer ganar aliados y amigos, no sólo puede reforzar nuestra marca personal... es que, además, se realimenta a sí mismo.
Eso es, al menos, lo que parece pensar Phil Knight, cofundador de Nike, quien en su libro de memorias 'Shoe dog', y recordando una anécdota en que en un viaje en avión se dedicó a transmitir todo su conocimiento a un colaborador, afirma:
the best way to reinforce your knowledge is to share it.
Mi experiencia me hace estar de acuerdo con Phil Knight. El compartir conocimiento nos hace recordarlo, estructurarlo, buscar la respuesta a preguntas... concentra nuestra mente en ese conocimiento y lo hace mucho más sólido, más amplio y profundo.
Es lo que ocurre cuando se explica algo a un colaborador o colateral, quizá a un hijo, o cuando se imparten clases... o cuando se escribe un blog...
Transmitir conocimiento refuerza nuestra marca personal y, por si eso fuera poco, nos hace aún más sabios... La generosidad y la ética tiene en este caso una clara recompensa, un win-win cognitivo en toda regla...
Así que, ¿a qué esperas?
Empieza a compartir lo que sabes...