Existen una relación clara entre los medios de comunicación y el poder político. Relación que surge de la eficacia. que para el poder político tienen estos medios en la sociedad y en su formación.
Hoy me gustaría hablar de ese magnetismo del poder político hacia los medios de comunicación. En primer lugar el poder político (y no lo identifiquemos sólo con el poder gubernamental pues en él incluyo partidos políticos, fuerzas sociales y económicas, instituciones, etc) es conocedor de que los medios de comunicación trabajan con la actualidad y éste es el campo de cultivo perfecto que el poder político suele aprovechar para, a través de una imagen, una voz y un texto introducir sus “preocupaciones” en la sociedad.
Los medios de comunicación, en ese sentido, son un altavoz potente donde introducir las grandes cuestiones de la vida pública y acercar a la sociedad las principales cuestiones que les ocupan pero de manera muy personal, de forma que no se sea impasible ante ellos.
Esto conlleva una serie de valores que se transmiten al mismo tiempo y que apunta a los sentimientos de las personas y de la sociedad en general.
No olvidemos que los medios de comunicación no sólo muestran la realidad sino que la construyen a muchos millones de personas que, desde pequeños, consumen grandes dosis de imágenes e información.
El poder político utiliza los medios de comunicación porque sabe de que ésta construcción de la realidad termina ofreciendo una visión particular de las cosas y ellos tratan de imponer la suya.
Por tanto, los medios de comunicación no son neutrales en sus mensajes sino que inciden en sus propios valores y el poder político indaga en estos intereses para poder medir la posibilidad de influenciar a través de ellos.
Este “diálogo” entre medios y sociedad trata de aprovecharla el poder político para introducir sus prioridades pues los medios de comunicación se deben a sus estructuras de poder y, por tanto tienen una finalidad determinada.
De ahí el debate eterno sobre la objetividad de los medios de comunicación, debate difícil y siempre abierto. La verdad informativa siempre tiene varias caras y, bajo la honestidad de la búsqueda de la VERDAD con mayúsculas, así se debe de entender.
La instantaneidad que han traído las redes sociales o las concentraciones de medios de comunicación, producto de la crisis económica, no han contribuido precisamente a solucionar este debate. La información, desgraciadamente, es tratada no como un servicio a la sociedad sino como una mercancía que se vende al mejor postor. Y esto ahorra esfuerzos al poder político.
En definitiva, el poder político reconoce en los medios de comunicación su fuerza en influencia porque hoy más que nunca se piensa que el poder se gana en y a través de ellos.
Foto: FreeDigitalPhotos/Stuart Miles
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