El poder profundo de las palabras

La palabra tiene un poder tan profundo que contiene los hilos mismos que sostienen el universo. Las palabras son energía. Puede ser positiva o negativa, y lo que es seguro es que gobierna los destinos de nuestra vida. Por eso es fundamental mantener una actitud positiva y cuidar nuestro lenguaje.

Por eso, las palabras incorrectas o abruptas pueden arruinar la vida de una persona, Internet, que encarna la modernidad y el anonimato, ha hecho que muchos olviden la empatía y se comporten como si la integridad de los demás no importara.

Las palabras llevan consigo irremisiblemente las cargas emocionales de quienes las lanzan, de ahí el poder que de ellas emana. Pero, ¿qué ocurre cuando me comporto de manera agresiva, por ejemplo, con unas semillas o un vaso de agua?

El Dr. Masaru Emoto, profesional en Relaciones Internaciones japonés, decidió hacer una serie de experimentos con semillas y, concienzudamente, dedicarles a cada una su frase especial diaria. El experimento en sí, a la vista está, resulta bastante sencillo: se toma la semilla, se colocaba en una jarra con agua y se seleccionaba el papel de esta jarra. Se trata de poner semillas en tres jarras diferentes, a una se la trata de manera dulce, otra sería constantemente atacada y con la última no se haría nada. Esta última es, por tanto, la jarra de control.

Durante un mes, Emoto se debe dedicarse a repetir frases a las jarras. Recordemos, la primera debe recibir frases amables con buenos mensajes “¡qué bien te veo hoy!”, por ejemplo. Las de la segunda jarra deben ser frases llenas de odio “das asco”. Las frases estaban dedicadas a descubrir si las semillas muestran diferencias.

¿Qué sucedió transcurrido el mes? Las jarras de indiferencia y odio mostraban un estado lamentable, las semillas se habían llenado de hongos y no habían germinado, además presentaban un olor hediondo. La jarra positiva, mostraba semillas que habían germinado. La conclusión de Emoto fue que las palabras tienen verdadero poder.

Las semillas no fueron las únicas con las que experimentó Emoto. Saltó a la fama por sus análisis de los efectos de las palabras en la formación de cristales de hielo. Se trataba de hablarle bien o mal a más de 100 discos de petri llenos de agua, para después congelarlos y evaluar los resultados. Aquellos con mensajes positivos mostraron patrones simétricos y perfectos, los bombardeados con improperios se congelaron de manera muy desordenada. Los resultados probaron que las palabras tienen verdaderamente poder más allá de su comprensión. Lo que hizo Emoto fue un descubrimiento revolucionario.

El problema es que los experimentos del Dr. Emoto no han sido muy bien recibidos entre sus colegas científicos. Su metodología y sus resultados han sido abiertamente cuestionados, aunque nadie ha podido refutar el experimento y publicarlo en una revista científica.

Lógicamente es muy difícil posicionarse ante estas conclusiones. Pero, todos podemos realizar el experimento en nuestra casa, sin necesidad de un laboratorio complejo. Sólo hay que mantener las semillas en tres jarras treinta días y después comprobar los resultados. Con ello, podemos ver si estaba acertado el Dr. Emoto. También podemos experimentar con plantas, animales, y nosotros mismos, pues somos agua entre un 50 y 75%.