Los dioses relacionados con las excrecciones humanas suelen tener poca importancia, pero es habitual que haya pueblos que rompan con los esquemas comunes. Los innu, una tribu algonquina de Estados Unidos y Canadá, son una muestra de ello al otorgar el máximo poder a Matshishkapeu, el Hombre Pedo.
Las creencias innu distribuían el dominio de los animales entre un número de espíritus. Cada espíritu tenía dominio sobre un grupo de animales que los innu relacionaban. En algunos casos, como en el de Kanipinikassikueu, solo tenía dominio sobre el caribú, pero el poder de los espíritus no estaba regido por la extensión de los dominios. Matshishkapeu no tenía dominio sobre ningún animal, sino sobre el ano y, aún así, era el más poderoso.
Había una leyenda que explicaba la razón de esta diferencia de poder:
Hace mucho, el Amo de los Caribúes estaba tacaño y no se los daba a los innu, que comenzaron a desfallecer. Usando la tienda chamán, los innu pidieron ayuda a Matshishkapeu. Fue a ver al Kanipinikassikueu para que liberara al rebaño, pero se negó. Matshishkapeu entonces le dijo que si no cedía, le castigaría. Matshiskapeu lo estriñó tanto que podía morir. No podía ventosearse o defecar. Finalmente, accedió a la petición del Hombre Pedo de proporcionar caribúes a los innu y, como resultado, fue curado. Esto explica por qué el Hombre Pedo es el espíritu innu más poderoso, más incluso que el Amo Caribú.
Este castigo también podía aplicarse a los humanos egoistas, pero generalmente Matshishkapeu era un espíritu benevolente, importante tanto en los mitos como en las relaciones sociales diarias. Se comunicaba frecuentemente con los innu mientras cazaban, colocaban trampas, pescaban y se reunían, siendo una fuente habitual de risas. Sin embargo, su dominio sobre los demás espíritus y el comportamiento humano debía tomarse en serio. Debido a ese rango, recibe el nombre de Matshishkapeu-utshimau (el jefe), tshitshue utshimau (el jefe de verdad) o mishta-utshimau (el jefazo). Como podréis imaginar, su voz eran los pedos de las personas, pero también se comunica, canta e imita animales y aparatos mecánicos como aviones y lanchas.
Su lenguaje es prácticamente incomprensible, por lo que necesita de interpretación. Cuando habla intenta evitar llamar la atención, por lo que suele ocurrir cuando los innu están ocupados en alguna actividad. Un pedo inesperado en un momento de tensión puede provocar un estallido de risas, pero uno que altere la tranquilidad requiere la traducción inmediata. Esta tarea suele ser responsabilidad de los más ancianos, pero los jóvenes también la realizan cuando estos no están presentes. Estas interpretaciones pueden ser palabras, números (no mayores de cuatro), frases o incluso imitaciones, como un motor. Estos mensajes pueden ser predictivos o incluso pueden ofrecer su opinión en un debate.
A partir de ahora ten presente que, aunque olvides su nombre, Matshishkapeu está en tu interior, a tu lado, dentro y fuera de tu casa, y siempre te acompaña. Cuando necesites ayuda, presta atención a sus sabias palabras.
Fuentes
- Gordon, B. (2003). Rangifer and man: an ancient relationship. Rangifer, 15-28.
- Armitage, P. (1992). Religious ideology among the Innu of eastern Quebec and Labrador. Religiologiques, 6(4), 63-110.
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