SONETO VI
En los bosques, perdido, corté una rama oscuray a los labios, sediento, levanté su susurro:era tal vez la voz de la lluvia llorando,una campana rota o un corazón cortado. Algo que desde tan lejos me parecíaoculto gravemente, cubierto por la tierra,un grito ensordecido por inmensos otoños,por la entreabierta y húmeda tiniebla de las hojas. Pero allí, despertando de los sueños del bosque,la rama de avellano cantó bajo mi bocay su errabundo olor trepó por mi criterio como si me buscaran de pronto las raícesque abandoné, la tierra perdida con mi infancia,y me detuve herido por el aroma errante...
Pablo Neruda, 1904-1973