NERVIOSISMO EN LAS CIUDADES
En la fotografía desenfocada por el movimiento
puedes ser cualquiera. La serenidad hueca
sacude nerviosamente el follaje verde de la copa
indefinible en medio del estacionamiento. Y el aire está lleno.
¿Quién busca tus ojos? Una rubia de pelo corto,
por la repentina falla de una doble exposición
se descubre pelilarga, y tienta su indefinible pelo fantasmagórico
y las caras nebulosas de los transeúntes, que pasan con indiferencia.
Casi llegarás a creer que justo ese algo ambiguo y tenso entre
las extremas posibilidades del hacinamiento de una figura que baja
las escaleras (sin una idea clara) podrías ser (la verdadera) tú.
Los frenos en el cruce (hacia la angustia de la realidad) chillan.
¿Qué se nos escapa? Algo mecánico como un retumbo difuminado
sube todas las entradas del metro de la tarde sin salida.
Los movimientos se mueven solos, casi fuera
de cada objeto: solo un dibujo apresurado en el vacío sin la mano.
Algo chispa. Anda en el vacío.
Se corre. Se habla. En tu cabeza haces llamadas telefónicas.
Pero tu teléfono no tiene con quién.
Ivan Strpka (1944). Poeta eslovaco.