RETRATO DE MUJER
Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,sola en tu espejo, libre de marido, desnudacon la exacta y terrible realidad del gran vértigoque te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.Te juré no escribirte; por eso estoy llamándote en el airepara decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismoque nunca me oyes, eso que nunca me entiendes nunca,aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,y quémame en el último cigarrillo del miedoal gran amor, y vete descalza por el aire que vinistecon la herida visible de tu belleza. Lástimade la que llora y llora en la tormenta.No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpagotal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,una nariz de arcángel y una boca de animal, y una sonrisaque me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,y te quedas como inmóvil, oyendo que te llamo en el abismode la noche, y me besas lo mismo que una ola.Enigma fuiste. Enigma serás. No volarásconmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.Gonzalo Rojas (1916-2011). Poeta chileno