El poeta en el circo de Ignacio Azpeitia

Hace muchos años, ya pasaron veinte, Ignacio Azpeitia y su amigo Federico Poli, que habían militado juntos políticamente en un partido filo-peronista llamado MID (Movimiento de Integración y Desarrollo), durante su colegio secundario, tuvieron la suerte de llevar a la radio grande un programa que habían empezado a hacer en una radio comunitaria poco tiempo antes. La radio grande se llamaba "La Metro" y era la FM de la Radio de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, luego de que la renovara artísticamente su director Pepe Eliaschev (para más datos, la radio comunitaria se llamaba FM Castelar). Y el programa que hicieron durante una corta temporada, pero que dio mucho que hablar (¿te acordás de la nota de la revista Humor que hizo Sergio Ruiz Nuñez diciendo que era lo único original que se había hecho ese año en radio?), se llamaba de un modo extraño "Mango Roto y Sucundum". Podría decir muchas cosas de ese programa, de ese período de mi vida (seguramente el más bohemio), de los colaboradores, de los personajes que conocimos, de la Vespa roja con sidecar que conducía por las calles de Buenos Aires y con la que para extrañez de los que nos veían, muchas veces, llegábamos a la radio, pero sólo diré unas pocas cosas de mi amigo Sucun y de esas noches que compartimos durante varios meses. Era todo raro. El programa iba de 2 a 3 de la madrugada, todos los días. La historia fue así. Nosotros presentamos un piloto cuando leímos que el nuevo director, Eliaschev, a quien no conocíamos (ni a él, ni a nadie del Gobierno, ni de la radio, por eso: Gracias, Pepe), abrió un concurso de proyectos para renovar la radio. Nuestro programa estaba pensado para un par de horas, una vez por semana. Pero el Pepe cuando nos citó nos dijo que nos quería todos los días de martes a sábados por la noche. No pudimos decir que no y totalmente extrañados, los dos muchachos de 23 años, salimos de la reunión eufóricos. Me acuerdo que con otro amigo unos años mayor que nosotros, Pepe Amor, que nos hacía la gamba cuando estábamos en la FM Castelar, nos compramos una botella de champagne o de sidra, no lo se, y brindamos.  Me perdonarán pero el programa que hacíamos no se puede describir, era un delirio creativo. Sólo diré que Mango Roto y Sucundum eran dos personajes. Mango representaba el orden, la racionalidad, la ciencia y Sucun, en cambio, era el caos, la creatividad, el arte. Sobre esa contradicción jugábamos la dinámica de una tira diaria que iba tratando temas a partir de su enganche con la literatura, la música, los discursos y todo lo que surgiera. Todas las noches nos encontrábamos en un bar de la Avenida Callao, ¿cómo se llamba, Sucun, "La casita"?, y terminábamos de preparar el guión, juntar el material y la música. Luego del programa, volvíamos a otro bar cualquiera a tomar algo y, casi siempre, terminábamos durmiendo no antes de las cinco de la mañana. Reitero que podría hablar de los amigos de "La Linterna" de Orson Perez, Mauro Federico, el Androide y tantos otros, pero sólo me referiré a  Sucun. Era y es músico, actor de teatro, guitarrista, pianista, un tipo super creativo. Pura creación. En ese entonces estaba estudiando ciencias de la comunicación y me dio algunos tips que utilicé en la radio. Sin duda, tuvo mucho que ver con mantener vivo mi costado Sucun, mi acercamiento al arte. Siempre se lo agradeceré. Hace ya casi 10 años se fue a Salvador de Bahía, más exactamente al Pelourinho. Ahí siguió con su música. Lo último que me llegó de él fue que está interpretando esta obra sobre la vida de Vinicius de Moraes. Sin duda, será fabulosa. Blog del autor del libro de cuentos "Historias fugaces de hombres y mujeres".